A los pelotas, aduladores, serviciales y a los esclavos del poder, que les mueve el afán de merodear en cuclillas, para ver si les dejan compartir el pesebre y el abrevadero con otros de su calaña. A esos que deambulan arrastrándose tras las pisadas del jerifalte de turno, va dedicado este cuento:
Hallábase Cornelio cenando unas costillas, cuando le vió Escipión que vivía confortablemente a base de adular al emperador.
Y le dijo Escipión: Si aprendieses a ser sumiso, no tendrías que comer esas humildes costillas.
A lo que contestó Cornelio: Si hubieses aprendido a comer costillas con el sudor de tu trabajo, no tendrías que adular al emperador. Y es ahí donde radica la maravillosa degustación de manjares, en comer con dignidad cualquier cosa o arrastrarse hasta dejarse el honor.
Hallábase Cornelio cenando unas costillas, cuando le vió Escipión que vivía confortablemente a base de adular al emperador.
Y le dijo Escipión: Si aprendieses a ser sumiso, no tendrías que comer esas humildes costillas.
A lo que contestó Cornelio: Si hubieses aprendido a comer costillas con el sudor de tu trabajo, no tendrías que adular al emperador. Y es ahí donde radica la maravillosa degustación de manjares, en comer con dignidad cualquier cosa o arrastrarse hasta dejarse el honor.
¿Piensa usted en alguien en concreto? ¿Local? ¿Comarcal? ¿Nacional?
Pienso, luego existo.
¿Nos tienes en ascuas?
pensar sabemos que piensas, ahora demuestranos que existes...
Saludos
josele
pensar sabemos que piensas, ahora demuestranos que existes...
Saludos
josele
Ahí las dao, Josele...