Giovanni Melchiorre (Juan Melchor) Bosco Occhiena nació el 16 de agosto de 1815 en la aldea de los Becchi, en Castelnuovo de Asti, a 25 kilómetros de Turín. Recibió de su madre Margarita Occhiena, mujer incomparable, una sólida educación cristiana y humana, ya que el 11 de mayo de 1817, cuando Juan tenía 21 meses de edad, Francisco falleció a caus... a de una pulmonía. La responsabilidad de la familia quedó en manos de su madre, Margarita.
Cuando era jovencito, Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un mozarrón despierto y vigoroso que aún no sabía leer, pero dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia.
En la Italia del siglo XIX, uno de los divertimentos más esperados de los pobres era los que traían los titiriteros. Hubo cierta "troupe" que, a sabiendas, representaba sus obras a la hora de la misa y, claro, las gentes, en especial los niños, se "saltaban" la misa. Pero había un niño, Juan Bosco, que se decidió a hacer algo para que los niños volvieran a la misa. Se las arregló para aprender trucos de prestidigitación, malabarismos y otras habilidades por el estilo. Para eso, observó mucho, entrenó más y se ejercitó con los amigos. Más tarde llegó a desafiar a los titiriteros y malabaristas, les ganó las apuestas y se tuvieron que ir de allí humillados. Su espíritu de saltimbanqui le dio agilidad al cuerpo y puso alas a su vocación de educador. Les decía a los niños: "Haremos muchos juegos y entretenimientos sin que tengan que pagar nada, pero con una condición: que vengan después todos conmigo a la iglesia".
Juan se hizo dueño del domingo, de los compañeros y amigos. Comenzó de niño los domingos y acabó moviendo masas de jóvenes, organizando su tiempo libre, montando talleres y escuelas profesionales... Se inventó el sistema de "educar jugando y aprender gozando".
En 1825 Juan tendría una experiencia que marcaría su vida y que ha sido registrada como «el sueño de los nueve años». Él mismo abriría la vida de Juan a un aspecto que ha sido objeto de estudio en la vida de Don Bosco: sus sueños premonitorios. En particular este primer sueño ha sido señalado como la descripción de lo que sería su misión entre los jóvenes más necesitados. Don Bosco mismo describió dicho sueño:
(...) Cuando tenía nueve años, tuve un sueño... ¡Este sueño me acompañó a lo largo de toda mi vida! Me pareció estar en un lugar cerca de mi casa, era como un gran patio de juego de la escuela. Había muchos muchachos, algunos de ellos decían malas palabras, Yo me lancé hacia ellos golpeándoles con mis puños. Fue entonces cuando apareció un Personaje que me dijo: «No con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos» Yo tenía sólo nueve años. ¿Quién me estaba pidiendo a hacer algo imposible? Él me respondió: «Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día. Mi Nombre pregúntaselo a mi Madre». De repente apareció una Mujer de majestuosa presencia. Yo estaba confundido. El me llevó hacia ella y me tomó de la mano. Me di cuenta que todos los niños habían desaparecido y en su lugar vi todo tipo de animales: perros, gatos, osos, lobos... Ella me dijo: «Hazte humilde, fuerte y robusto… y lo que tú ves que sucede a estos animales, tú lo tendrás que hacer con mis hijos». Miré alrededor y vi que los animales salvajes se habían convertido en mansos corderos... Yo no entendí nada… y pregunté a la Señora que me lo explicara... Ella me dijo: «A su tiempo lo comprenderás todo».
Tuvo una niñez áspera y empieza a estudiar en una escuela pública, a 5 kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios. Por fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín, donde fue ordenado sacerdote en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes y adolescentes, los más pobres y abandonados, a cuya formación se dedicó con todas sus fuerzas. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de su madre, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y con la ayuda de Santa María Dominica Mazzarello, las Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas), para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana.
Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”.
San Juan Bosco murió lleno de virtudes y méritos, en Turín, el 31 de enero de 1888.
Fue canonizado por Pío XI el 1 de abril de 1934 y le fue dado el título de «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes» por el Papa Juan Pablo II.
La Familia Salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo. Como testimonio de su obra, actualmente existen más 2.086 presencias salesianas en 128 países, con 16.640 religiosos trabajando en ellas, sin contar los demás miembros de la Familia Salesiana, alumnos, miembros de los centros juveniles, exalumnos y benefactores de las obras de Don Bosco.
El 25 de abril de 2009 el Rector Mayor de los Salesianos, Padre Pascual Chávez Villanueva, dio apertura al peregrinaje mundial de la urna de Don Bosco (una urna de vidrio que contiene una imagen de cera de su cuerpo y en su interior sus reliquias) por los cinco continentes. La urna regresará a Turín el 31 de enero de 2015, año que marca el bicentenario de su nacimiento.
Cuando era jovencito, Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un mozarrón despierto y vigoroso que aún no sabía leer, pero dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia.
En la Italia del siglo XIX, uno de los divertimentos más esperados de los pobres era los que traían los titiriteros. Hubo cierta "troupe" que, a sabiendas, representaba sus obras a la hora de la misa y, claro, las gentes, en especial los niños, se "saltaban" la misa. Pero había un niño, Juan Bosco, que se decidió a hacer algo para que los niños volvieran a la misa. Se las arregló para aprender trucos de prestidigitación, malabarismos y otras habilidades por el estilo. Para eso, observó mucho, entrenó más y se ejercitó con los amigos. Más tarde llegó a desafiar a los titiriteros y malabaristas, les ganó las apuestas y se tuvieron que ir de allí humillados. Su espíritu de saltimbanqui le dio agilidad al cuerpo y puso alas a su vocación de educador. Les decía a los niños: "Haremos muchos juegos y entretenimientos sin que tengan que pagar nada, pero con una condición: que vengan después todos conmigo a la iglesia".
Juan se hizo dueño del domingo, de los compañeros y amigos. Comenzó de niño los domingos y acabó moviendo masas de jóvenes, organizando su tiempo libre, montando talleres y escuelas profesionales... Se inventó el sistema de "educar jugando y aprender gozando".
En 1825 Juan tendría una experiencia que marcaría su vida y que ha sido registrada como «el sueño de los nueve años». Él mismo abriría la vida de Juan a un aspecto que ha sido objeto de estudio en la vida de Don Bosco: sus sueños premonitorios. En particular este primer sueño ha sido señalado como la descripción de lo que sería su misión entre los jóvenes más necesitados. Don Bosco mismo describió dicho sueño:
(...) Cuando tenía nueve años, tuve un sueño... ¡Este sueño me acompañó a lo largo de toda mi vida! Me pareció estar en un lugar cerca de mi casa, era como un gran patio de juego de la escuela. Había muchos muchachos, algunos de ellos decían malas palabras, Yo me lancé hacia ellos golpeándoles con mis puños. Fue entonces cuando apareció un Personaje que me dijo: «No con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos» Yo tenía sólo nueve años. ¿Quién me estaba pidiendo a hacer algo imposible? Él me respondió: «Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día. Mi Nombre pregúntaselo a mi Madre». De repente apareció una Mujer de majestuosa presencia. Yo estaba confundido. El me llevó hacia ella y me tomó de la mano. Me di cuenta que todos los niños habían desaparecido y en su lugar vi todo tipo de animales: perros, gatos, osos, lobos... Ella me dijo: «Hazte humilde, fuerte y robusto… y lo que tú ves que sucede a estos animales, tú lo tendrás que hacer con mis hijos». Miré alrededor y vi que los animales salvajes se habían convertido en mansos corderos... Yo no entendí nada… y pregunté a la Señora que me lo explicara... Ella me dijo: «A su tiempo lo comprenderás todo».
Tuvo una niñez áspera y empieza a estudiar en una escuela pública, a 5 kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios. Por fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín, donde fue ordenado sacerdote en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes y adolescentes, los más pobres y abandonados, a cuya formación se dedicó con todas sus fuerzas. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de su madre, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y con la ayuda de Santa María Dominica Mazzarello, las Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas), para enseñar oficios a la juventud e instruirles en la vida cristiana.
Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”.
San Juan Bosco murió lleno de virtudes y méritos, en Turín, el 31 de enero de 1888.
Fue canonizado por Pío XI el 1 de abril de 1934 y le fue dado el título de «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes» por el Papa Juan Pablo II.
La Familia Salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo. Como testimonio de su obra, actualmente existen más 2.086 presencias salesianas en 128 países, con 16.640 religiosos trabajando en ellas, sin contar los demás miembros de la Familia Salesiana, alumnos, miembros de los centros juveniles, exalumnos y benefactores de las obras de Don Bosco.
El 25 de abril de 2009 el Rector Mayor de los Salesianos, Padre Pascual Chávez Villanueva, dio apertura al peregrinaje mundial de la urna de Don Bosco (una urna de vidrio que contiene una imagen de cera de su cuerpo y en su interior sus reliquias) por los cinco continentes. La urna regresará a Turín el 31 de enero de 2015, año que marca el bicentenario de su nacimiento.