España está a punto de explotar.
En los últimos días asistimos atónitos a unos acontecimientos que, aunque lo creíamos imposible, nos vuelven a asombrar. Vemos como se destapa una contabilidad b en el seno del partido político gobernante.
Vemos como esas personas, entre ellas nuestra presidenta regional, a quien ya sabíamos sobreasalariada, se están cebando con dinero. Están faltando al respeto a todas aquellas personas a las que llaman a la austeridad, a la moderación salarial, a que acepten su futuro económico con resignación, o, siguiendo indicaciones de algún mandatario, rezando con fe para que no vengan tiempos aún peores.
Ellos han creado una ley a su imagen y semejanza, una ley de amnistía fiscal, aunque utilicen eufemismos que tapen la realidad. Hay un sr que ha lavado 22 millones de euros, una cantidad que solo de pensar produce mareos, gracias a la amnistía fiscal creada por sus compadres. Una ley que reportaría a las arcas públicas más de 10.000 millones y que se ha quedado a la altura del barro para las arcas, pero para ellos ha estado de puta madre.
El sr presidente, tan valiente, tan campechano, a la vez que serio y coherente, comparece ante los medios en el día de ayer a través de un monitor. Dejando patente el miedo a preguntas inoportunas, de las que no sabría como salir al paso. Sin preguntas, y por tanto, sin respuestas que puedan decir digo donde antes se dijera Diego. Este señor capaz de faltar al respeto al resto de portavoces parlamentarios por su falta de apoyo en las urnas, pues él y solamente él ostenta la mayoría absoluta, que al ser suya pasa a ser absolutísima. Él que iba a gobernar como dios manda, él que tendería la mano a los grupos parlamentarios para consensuar acuerdos legislativos por el bien de esta España nuestra. Él que no haría los recortes del gobierno socialista. Él que nos sacaría del pozo donde ya caímos, y que ahora buscamos la salida en el fango del fondo de ese pozo.
Pues bien, este señor, una de dos: o se ha estado enriqueciendo sin declarar ingresos a la agencia tributaria, o se han reído de él en su puta cara, trayendo y llevando dineros de comisiones empresariales ilegales, reconocidas por los mismos empresarios.
Este sr ya pidió en su día dimisiones por mucho menos. Ahora se la estará pidiendo a sí mismo y a los suyos, pero no se hará caso, se ignorará y se dejará en evidencia, ante el asombro de todos nosotros. Ya pasó con la trama gürtel, y la historia, siempre que se olvida, se repite.
Ahora hay quien plantea un pacto anticorrupción. Y digo yo, ¿hace falta realmente un pacto anticorrupción?, ¿para qué? ¿Para qué se tapen las mierdas unos partidos a otros? ¿para que cuando uno se lleve diez queden otros diez para el otro y así todos contentos?. NOOOO!. Lo que hace falta en este país es revisar las leyes anticorrupción y, si hay necesidad, endurecerlas, y luego hacerlas cumplir, y aquel que no las cumpla que lo pague con multa y cárcel.
Ya se ha dicho aquí, en este país hace falta una revolución, pacífica, pero una auténtica revolución, una limpieza de las instituciones, los partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales, sistema bancario, poderes judicial, legislativo y ejecutivo.
En este país hace falta que se implante la igualdad de todos, no solamente la de unos pocos.
En los últimos días asistimos atónitos a unos acontecimientos que, aunque lo creíamos imposible, nos vuelven a asombrar. Vemos como se destapa una contabilidad b en el seno del partido político gobernante.
Vemos como esas personas, entre ellas nuestra presidenta regional, a quien ya sabíamos sobreasalariada, se están cebando con dinero. Están faltando al respeto a todas aquellas personas a las que llaman a la austeridad, a la moderación salarial, a que acepten su futuro económico con resignación, o, siguiendo indicaciones de algún mandatario, rezando con fe para que no vengan tiempos aún peores.
Ellos han creado una ley a su imagen y semejanza, una ley de amnistía fiscal, aunque utilicen eufemismos que tapen la realidad. Hay un sr que ha lavado 22 millones de euros, una cantidad que solo de pensar produce mareos, gracias a la amnistía fiscal creada por sus compadres. Una ley que reportaría a las arcas públicas más de 10.000 millones y que se ha quedado a la altura del barro para las arcas, pero para ellos ha estado de puta madre.
El sr presidente, tan valiente, tan campechano, a la vez que serio y coherente, comparece ante los medios en el día de ayer a través de un monitor. Dejando patente el miedo a preguntas inoportunas, de las que no sabría como salir al paso. Sin preguntas, y por tanto, sin respuestas que puedan decir digo donde antes se dijera Diego. Este señor capaz de faltar al respeto al resto de portavoces parlamentarios por su falta de apoyo en las urnas, pues él y solamente él ostenta la mayoría absoluta, que al ser suya pasa a ser absolutísima. Él que iba a gobernar como dios manda, él que tendería la mano a los grupos parlamentarios para consensuar acuerdos legislativos por el bien de esta España nuestra. Él que no haría los recortes del gobierno socialista. Él que nos sacaría del pozo donde ya caímos, y que ahora buscamos la salida en el fango del fondo de ese pozo.
Pues bien, este señor, una de dos: o se ha estado enriqueciendo sin declarar ingresos a la agencia tributaria, o se han reído de él en su puta cara, trayendo y llevando dineros de comisiones empresariales ilegales, reconocidas por los mismos empresarios.
Este sr ya pidió en su día dimisiones por mucho menos. Ahora se la estará pidiendo a sí mismo y a los suyos, pero no se hará caso, se ignorará y se dejará en evidencia, ante el asombro de todos nosotros. Ya pasó con la trama gürtel, y la historia, siempre que se olvida, se repite.
Ahora hay quien plantea un pacto anticorrupción. Y digo yo, ¿hace falta realmente un pacto anticorrupción?, ¿para qué? ¿Para qué se tapen las mierdas unos partidos a otros? ¿para que cuando uno se lleve diez queden otros diez para el otro y así todos contentos?. NOOOO!. Lo que hace falta en este país es revisar las leyes anticorrupción y, si hay necesidad, endurecerlas, y luego hacerlas cumplir, y aquel que no las cumpla que lo pague con multa y cárcel.
Ya se ha dicho aquí, en este país hace falta una revolución, pacífica, pero una auténtica revolución, una limpieza de las instituciones, los partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales, sistema bancario, poderes judicial, legislativo y ejecutivo.
En este país hace falta que se implante la igualdad de todos, no solamente la de unos pocos.