De la historia de Eulalia se tiene constancia a partir del siglo VII, aunque vivió entre los siglos III y IV.
Eulalia (llamada también Olaya, Olalla o Eulària) nació hacia el año 290 en Barcina, Hispania Tarraconense (actual Barcelona, España) en los tiempos del emperador Diocleciano, siendo papa San Marcelino.
Durante la persecución del emper... ador Diocleciano a los cristianos en la región (284-305 dC), la muchacha, de entre 13 y 15 años, escapó de una casa de campo donde sus padres la habían encerrado para que no se entregase a las autoridades, y fue a buscar al gobernador de Barcino, Daciano, para recriminarle las represiones y abiertamente confesarle su fe. El gobernador, ante la negativa de la niña a renunciar a la fe cristiana, la condenó a trece martirios, tantos como años tenía.
Según la tradición, como primer tormento fue encarcelada en una prisión oscura, para posteriormente ser azotada. Le fue desgarrada la carne con garfios. Luego fue puesta de pie sobre un brasero ardiendo y le fueron quemados los pechos. Las heridas le fueron fregadas con piedra tosca, para luego arrojarles aceite hirviendo y plomo fundido, además de lanzarla a una fosa de cal viva.
El noveno tormento, uno de los más conocidos popularmente, consistió en ponerla desnuda dentro de un tonel lleno de cristales, clavos y otros objetos punzantes, siendo lanzada por una calle en bajada (actualmente llamada Baixada de Santa Eulàlia -Bajada de Santa Eulalia- donde hay una imagen de la santa en una pequeña capilla).
Posteriormente, fue encerrada en un corral lleno de pulgas. Finalmente, fue paseada desnuda por las calles de la ciudad hasta el lugar del suplicio donde fue crucificada en una cruz en forma de aspa. Según la leyenda, durante su crucifixión, para preservar su intimidad, le crecieron los cabellos y se produjo una nevada, tapando la pureza de su cuerpo desnudo. También según la tradición popular, al final de su oración de que el Señor la tomara a Su Reino, la gente vio volar hacia el cielo de su boca una paloma blanca. Murió el 12 de febrero del año 303.
Sus restos, que estaban enterrados en Santa María de las Arenas (que hoy es la Basílica de Santa María del Mar), fueron localizados en 878 por el obispo Frodoino y trasladados solemnemente a la catedral. Según la leyenda, cuando la comitiva que llevaba el arca llegó a la puerta de la ciudad, el sarcófago se volvió tan pesado que resultaba imposible moverlo. En ese instante, apareció un ángel que señaló con el dedo a uno de los canónigos de la procesión. Este, arrepentido, confesó que se había quedado un dedo del pie de la santa como reliquia. Una vez restituido el dedo mutilado, los restos pudieron cruzar las murallas. En el siglo XIII las reliquias pasaron a la cripta de la Seo, reposando dentro de un nuevo sarcófago gótico de estilo pisano.
Se la representa con sus atributos: la Cruz en forma de X, una estaca y una paloma.
Es la patrona de los municipios de Barcelona, Perpiñán (Francia), Santa Eulalia del Campo (Teruel) y Riudecols (Tarragona) y de la localidad de Ribas de la Valduerna (León). Desde 1868 Santa Eulalia comparte el patronazgo de Barcelona con la Virgen de la Merced y, en honor a ella, la ciudad celebra en el mes de septiembre su principal fiesta mayor. La cultura popular atribuye a las lágrimas de Santa Eulalia, triste por el olvido de los barceloneses, las lluvias que a menudo deslucen las celebraciones de La Merced.
Eulalia de Barcelona fue canonizada en 633.
Como histórica patrona de Barcelona, la capital catalana conserva múltiples referencias a Santa Eulalia.
Anualmente, coincidiendo con la semana del 12 de febrero, Barcelona celebra las Fiestas de Santa Eulalia. A los actos litúrgicos e institucionales, cuya celebración se remonta al siglo XVIII, se han añadido, desde los años 1980, múltiples festejos populares en las calles, que han convertido esta celebración en fiesta mayor de invierno de la ciudad. La mayoría de actos, que se concentran en Ciutat Vella, son de tipo tradicional, como correfocs, pasacalles, bailes de sardanas o castellers. En el marco de estas fiestas, el 12 de febrero tiene lugar la Procesión de las Laias, un desfile por las calles del barrio en el que participan gigantas de la ciudad. Entre ellas, las bautizadas en honor a la patrona, como la Eulàlia, de los Gegantons Vells del Pi, cuyo origen se remonta a 1780, o la Gegantona Laia, que reproduce la iconografía de la mártir.
La representación de Santa Eulalia está presente en varios monumentos y edificios barceloneses, así como en espacios urbanos vinculados a su tradición y leyenda, entre los que se encuentran los siguientes:
La Catedral de Barcelona, que se encuentra bajo advocación de esta santa. En su cripta reposan las reliquias de la santa.
En la Casa de la ciudad, sede del Ayuntamiento se encuentran varias imágenes de la patrona de la ciudad. En el salón de plenos se exhibe una escultura, obra de Josep Viladomat.
Hornacina y versos de Verdaguer en la Baixada de Santa Eulalia. La calle de la Baixada de Santa Eulalia fue donde, según la leyenda, la joven fue lanzada rodando, dentro de un tonel con clavos. Actualmente, en el número 9 de esta calle hay una imagen de la Santa, acompañada de unos versos de Jacint Verdaguer que evocan este tormento.
En la Plaza del Pedró, donde la leyenda sitúa su crucifixión, hay una fuente con una estatua de la Santa. La obra actual es de Frederic Marès y data de 1952, ya que la original, de 1673 se destruyó durante la Guerra Civil.
En el siglo XII, con la construcción de la nueva muralla, se hizo una nueva puerta de acceso a la ciudad, conocida como Portal de Santa Eulalia, por estar junto a una ermita dedicada a la Santa. Desde 1900 una estatua de Santa Eulalia, obra de Eduard Alentorn, recuerda la ermita desaparecida.
La calle del Arco de Santa Eulalia debe su nombre a que, según la leyenda, aquí se encontraba la prisión donde fue encerrada la Santa.
La Plaça del Ángel debe su nombre al ángel que, según la leyenda, se apareció aquí a la comitiva que trasladaba las reliquias de Santa Eulalia a la Catedral. En 1456 se colocó en esta plaza una imagen de la Santa que presidía el arco de acceso a la calle Baixada de la Llibreteria, entonces llamada Portal de Santa Eulalia. En 1618 se instaló en la plaza un obelisco coronado por un ángel de bronce, obra de Felip Ros, cuyo brazo señalaba a la imagen de la Santa. Ambas figuras se eliminaron en el siglo XIX, aunque en 1966 una réplica del ángel fue ubicada en un balcón de la plaza.
La calle del Desert es donde, según la tradición, nació y vivió Eulalia de Barcelona. Aquí hubo una capilla dedicada a la Santa (documentada en 1463), hoy desaparecida.
Eulalia (llamada también Olaya, Olalla o Eulària) nació hacia el año 290 en Barcina, Hispania Tarraconense (actual Barcelona, España) en los tiempos del emperador Diocleciano, siendo papa San Marcelino.
Durante la persecución del emper... ador Diocleciano a los cristianos en la región (284-305 dC), la muchacha, de entre 13 y 15 años, escapó de una casa de campo donde sus padres la habían encerrado para que no se entregase a las autoridades, y fue a buscar al gobernador de Barcino, Daciano, para recriminarle las represiones y abiertamente confesarle su fe. El gobernador, ante la negativa de la niña a renunciar a la fe cristiana, la condenó a trece martirios, tantos como años tenía.
Según la tradición, como primer tormento fue encarcelada en una prisión oscura, para posteriormente ser azotada. Le fue desgarrada la carne con garfios. Luego fue puesta de pie sobre un brasero ardiendo y le fueron quemados los pechos. Las heridas le fueron fregadas con piedra tosca, para luego arrojarles aceite hirviendo y plomo fundido, además de lanzarla a una fosa de cal viva.
El noveno tormento, uno de los más conocidos popularmente, consistió en ponerla desnuda dentro de un tonel lleno de cristales, clavos y otros objetos punzantes, siendo lanzada por una calle en bajada (actualmente llamada Baixada de Santa Eulàlia -Bajada de Santa Eulalia- donde hay una imagen de la santa en una pequeña capilla).
Posteriormente, fue encerrada en un corral lleno de pulgas. Finalmente, fue paseada desnuda por las calles de la ciudad hasta el lugar del suplicio donde fue crucificada en una cruz en forma de aspa. Según la leyenda, durante su crucifixión, para preservar su intimidad, le crecieron los cabellos y se produjo una nevada, tapando la pureza de su cuerpo desnudo. También según la tradición popular, al final de su oración de que el Señor la tomara a Su Reino, la gente vio volar hacia el cielo de su boca una paloma blanca. Murió el 12 de febrero del año 303.
Sus restos, que estaban enterrados en Santa María de las Arenas (que hoy es la Basílica de Santa María del Mar), fueron localizados en 878 por el obispo Frodoino y trasladados solemnemente a la catedral. Según la leyenda, cuando la comitiva que llevaba el arca llegó a la puerta de la ciudad, el sarcófago se volvió tan pesado que resultaba imposible moverlo. En ese instante, apareció un ángel que señaló con el dedo a uno de los canónigos de la procesión. Este, arrepentido, confesó que se había quedado un dedo del pie de la santa como reliquia. Una vez restituido el dedo mutilado, los restos pudieron cruzar las murallas. En el siglo XIII las reliquias pasaron a la cripta de la Seo, reposando dentro de un nuevo sarcófago gótico de estilo pisano.
Se la representa con sus atributos: la Cruz en forma de X, una estaca y una paloma.
Es la patrona de los municipios de Barcelona, Perpiñán (Francia), Santa Eulalia del Campo (Teruel) y Riudecols (Tarragona) y de la localidad de Ribas de la Valduerna (León). Desde 1868 Santa Eulalia comparte el patronazgo de Barcelona con la Virgen de la Merced y, en honor a ella, la ciudad celebra en el mes de septiembre su principal fiesta mayor. La cultura popular atribuye a las lágrimas de Santa Eulalia, triste por el olvido de los barceloneses, las lluvias que a menudo deslucen las celebraciones de La Merced.
Eulalia de Barcelona fue canonizada en 633.
Como histórica patrona de Barcelona, la capital catalana conserva múltiples referencias a Santa Eulalia.
Anualmente, coincidiendo con la semana del 12 de febrero, Barcelona celebra las Fiestas de Santa Eulalia. A los actos litúrgicos e institucionales, cuya celebración se remonta al siglo XVIII, se han añadido, desde los años 1980, múltiples festejos populares en las calles, que han convertido esta celebración en fiesta mayor de invierno de la ciudad. La mayoría de actos, que se concentran en Ciutat Vella, son de tipo tradicional, como correfocs, pasacalles, bailes de sardanas o castellers. En el marco de estas fiestas, el 12 de febrero tiene lugar la Procesión de las Laias, un desfile por las calles del barrio en el que participan gigantas de la ciudad. Entre ellas, las bautizadas en honor a la patrona, como la Eulàlia, de los Gegantons Vells del Pi, cuyo origen se remonta a 1780, o la Gegantona Laia, que reproduce la iconografía de la mártir.
La representación de Santa Eulalia está presente en varios monumentos y edificios barceloneses, así como en espacios urbanos vinculados a su tradición y leyenda, entre los que se encuentran los siguientes:
La Catedral de Barcelona, que se encuentra bajo advocación de esta santa. En su cripta reposan las reliquias de la santa.
En la Casa de la ciudad, sede del Ayuntamiento se encuentran varias imágenes de la patrona de la ciudad. En el salón de plenos se exhibe una escultura, obra de Josep Viladomat.
Hornacina y versos de Verdaguer en la Baixada de Santa Eulalia. La calle de la Baixada de Santa Eulalia fue donde, según la leyenda, la joven fue lanzada rodando, dentro de un tonel con clavos. Actualmente, en el número 9 de esta calle hay una imagen de la Santa, acompañada de unos versos de Jacint Verdaguer que evocan este tormento.
En la Plaza del Pedró, donde la leyenda sitúa su crucifixión, hay una fuente con una estatua de la Santa. La obra actual es de Frederic Marès y data de 1952, ya que la original, de 1673 se destruyó durante la Guerra Civil.
En el siglo XII, con la construcción de la nueva muralla, se hizo una nueva puerta de acceso a la ciudad, conocida como Portal de Santa Eulalia, por estar junto a una ermita dedicada a la Santa. Desde 1900 una estatua de Santa Eulalia, obra de Eduard Alentorn, recuerda la ermita desaparecida.
La calle del Arco de Santa Eulalia debe su nombre a que, según la leyenda, aquí se encontraba la prisión donde fue encerrada la Santa.
La Plaça del Ángel debe su nombre al ángel que, según la leyenda, se apareció aquí a la comitiva que trasladaba las reliquias de Santa Eulalia a la Catedral. En 1456 se colocó en esta plaza una imagen de la Santa que presidía el arco de acceso a la calle Baixada de la Llibreteria, entonces llamada Portal de Santa Eulalia. En 1618 se instaló en la plaza un obelisco coronado por un ángel de bronce, obra de Felip Ros, cuyo brazo señalaba a la imagen de la Santa. Ambas figuras se eliminaron en el siglo XIX, aunque en 1966 una réplica del ángel fue ubicada en un balcón de la plaza.
La calle del Desert es donde, según la tradición, nació y vivió Eulalia de Barcelona. Aquí hubo una capilla dedicada a la Santa (documentada en 1463), hoy desaparecida.