Llamamos "ayuno" a la privación voluntaria de comida durante algún tiempo por motivo religioso, como acto de culto ante Dios.
En la Biblia el ayuno puede ser señal de penitencia, expiación de los pecados, oración intensa o voluntad firme de conseguir algo. Otras veces, como en los cuarenta días de Moisés en el monte o de Elías en el desierto o de Jesús antes de empezar su misión, subraya la preparación intensa para un acontecimiento importante.
El ayuno es símbolo y expresión de una renuncia a todo aquello que nos impide realizar en nosotros el proyecto de Dios.
Junto con el desierto y la oración, el ayuno parece ser una de las mediaciones privilegiadas de todo tiempo penitencial, de revisión de vida y de búsqueda sincera de Dios. Sin embargo, los profetas Joel e Isaías nos indican el verdadero sentido de esta antigua práctica penitencial:
"Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios". (Joel 2, 12-18)
"Este es el ayuno que yo amo, oráculo del Señor: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo..." (Isaías 58, 6-9)
El ayuno debe ser un gesto de solidaridad efectiva con los que pasan hambre (es decir, ayunan forzosamente) trabajando por la eliminación de toda la injusticia en la vida personal y social, y por la liberación de toda opresión, explotación y corrupción.
Tal vez se trate de hablar menos, de hacer menos gestos superfluos, de perder menos tiempo frente al televisor para entregarlo a alguien que necesite nuestra asistencia. Por eso el ayuno tiene que ir unido a la limosna, al gesto caritativo, que es también una acción preferencial de la Cuaresma.
Ayuno y Abstinencia
- El ayuno consiste en hacer una sola comida al día.
- La abstinencia consiste en no comer carne.
- Son días de abstinencia y ayuno: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.
- La abstinencia obliga a partir de los 14 años.
- El ayuno de los 18 hasta los 59.
- Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozcan la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
Ayuna de juzgar a otros. Descubre a Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes. Llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento. Llénate de gratitud.
Ayuna de enojos. Llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo. Llénate de esperanza cristiana.
Ayuna de preocupaciones. Llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte. Llénate de parecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones. Llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de amargura Llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo. Llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas. Comprométete en la propagación del Reino.
Ayuna de desaliento. Llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos. Llénate de las verdades que fundamentan la santidad.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús. Llénate de todo lo que te acerque a Él.
El ayuno junto con la oración y la caridad, ha sido desde muy antiguo una "practica cuaresmal" como signo de la conversión interior a los valores fundamentales del evangelio de Cristo.
Cuaresma: Tiempo de preparación para la pascua del Señor mediante la oración, el ayuno y la entrega de nuestro prójimo; Tiempo de conversión para volver a Dios Padre misericordioso.
En la Biblia el ayuno puede ser señal de penitencia, expiación de los pecados, oración intensa o voluntad firme de conseguir algo. Otras veces, como en los cuarenta días de Moisés en el monte o de Elías en el desierto o de Jesús antes de empezar su misión, subraya la preparación intensa para un acontecimiento importante.
El ayuno es símbolo y expresión de una renuncia a todo aquello que nos impide realizar en nosotros el proyecto de Dios.
Junto con el desierto y la oración, el ayuno parece ser una de las mediaciones privilegiadas de todo tiempo penitencial, de revisión de vida y de búsqueda sincera de Dios. Sin embargo, los profetas Joel e Isaías nos indican el verdadero sentido de esta antigua práctica penitencial:
"Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios". (Joel 2, 12-18)
"Este es el ayuno que yo amo, oráculo del Señor: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo..." (Isaías 58, 6-9)
El ayuno debe ser un gesto de solidaridad efectiva con los que pasan hambre (es decir, ayunan forzosamente) trabajando por la eliminación de toda la injusticia en la vida personal y social, y por la liberación de toda opresión, explotación y corrupción.
Tal vez se trate de hablar menos, de hacer menos gestos superfluos, de perder menos tiempo frente al televisor para entregarlo a alguien que necesite nuestra asistencia. Por eso el ayuno tiene que ir unido a la limosna, al gesto caritativo, que es también una acción preferencial de la Cuaresma.
Ayuno y Abstinencia
- El ayuno consiste en hacer una sola comida al día.
- La abstinencia consiste en no comer carne.
- Son días de abstinencia y ayuno: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.
- La abstinencia obliga a partir de los 14 años.
- El ayuno de los 18 hasta los 59.
- Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozcan la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
Ayuna de juzgar a otros. Descubre a Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes. Llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento. Llénate de gratitud.
Ayuna de enojos. Llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo. Llénate de esperanza cristiana.
Ayuna de preocupaciones. Llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte. Llénate de parecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones. Llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de amargura Llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo. Llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas. Comprométete en la propagación del Reino.
Ayuna de desaliento. Llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos. Llénate de las verdades que fundamentan la santidad.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús. Llénate de todo lo que te acerque a Él.
El ayuno junto con la oración y la caridad, ha sido desde muy antiguo una "practica cuaresmal" como signo de la conversión interior a los valores fundamentales del evangelio de Cristo.
Cuaresma: Tiempo de preparación para la pascua del Señor mediante la oración, el ayuno y la entrega de nuestro prójimo; Tiempo de conversión para volver a Dios Padre misericordioso.