El ayudante de cámara
Desde las ocho de la noche de ayer este salesiano práctico y optimista es uno de los tres responsables del gobierno del Vaticano mientras dure la «Sede Vacante». Se encarga sobre todo de las cuestiones logísticas ayudado por el vicecamarlengo Pier Luigi Celata. El «camarlengo» es la versión vaticana del «kamerling», ayudante de cámara de los reyes francos, que custodia los bienes durante la transición.
La maquinaria del Vaticano, en servicios mínimos, está en manos del vicesecretario de Estado, Ángelo Becciu, un sardo muy discreto con gran experiencia diplomática. El vicesecretario -«sostituto» en italiano-, es uno de los dos altos cargos que no cesan automáticamente con la renuncia del Santo Padre.
De los asuntos exteriores sigue ocupándose el jefe de la diplomacia vaticana, Dominique Mamberti. Es el segundo de los altos cargos que siguen en su puesto precisamente para mantener los enlaces con los Estados. Por ese motivo, tampoco cesan los nuncios en cada país, mientras que sí cesan todos los cargos más importantes: los jefes de los departamentos -«dicasterios»- de la Curia vaticana.
Desde las ocho de la noche de ayer, el camarlengo controla el apartamento del Papa, la Casa Santa Marta, donde se alojarán los cardenales electores, y la Capilla Sixtina. Se asegurará también de que el cónclave -«cum clave», bajo llave- se desarrolle en absoluto aislamiento del mundo exterior.
Desde las ocho de la noche de ayer este salesiano práctico y optimista es uno de los tres responsables del gobierno del Vaticano mientras dure la «Sede Vacante». Se encarga sobre todo de las cuestiones logísticas ayudado por el vicecamarlengo Pier Luigi Celata. El «camarlengo» es la versión vaticana del «kamerling», ayudante de cámara de los reyes francos, que custodia los bienes durante la transición.
La maquinaria del Vaticano, en servicios mínimos, está en manos del vicesecretario de Estado, Ángelo Becciu, un sardo muy discreto con gran experiencia diplomática. El vicesecretario -«sostituto» en italiano-, es uno de los dos altos cargos que no cesan automáticamente con la renuncia del Santo Padre.
De los asuntos exteriores sigue ocupándose el jefe de la diplomacia vaticana, Dominique Mamberti. Es el segundo de los altos cargos que siguen en su puesto precisamente para mantener los enlaces con los Estados. Por ese motivo, tampoco cesan los nuncios en cada país, mientras que sí cesan todos los cargos más importantes: los jefes de los departamentos -«dicasterios»- de la Curia vaticana.
Desde las ocho de la noche de ayer, el camarlengo controla el apartamento del Papa, la Casa Santa Marta, donde se alojarán los cardenales electores, y la Capilla Sixtina. Se asegurará también de que el cónclave -«cum clave», bajo llave- se desarrolle en absoluto aislamiento del mundo exterior.