Los 1.200 millones de católicos que se cuentan en el mundo siguen sin Papa. Sobre el tejado de la Capilla Sixtina se ha elevado nuevamente hoy, a las 11.40 horas, una columna de humo negro, la segunda después de la que hubo ayer tras el primer escrutinio de este Cónclave. El espeso humo negro que la chimenea ha vuelto a escupir significa que en ninguna de las dos votaciones que han tenido lugar esta mañana, una inmediatamente detrás de la otra, nadie ha obtenido los 77 votos necesarios como mínimo para ser elegido Papa.
Sólo se puede ser Papa con el respaldo de al menos las dos terceras partes de los cardenales, y dado que son 115 purpurados se requiere el apoyo de 77 de ellos para poder asomarse a la 'loggia' central de la Plaza de San Pedro y presentarse al mundo, vestido de blanco, como el sucesor de Benedicto XVI.
Después de una comida sencilla –sin dulces como postre, sólo fruta, porque es cuaresma y los cardenales están sin azúcar en penitencia-, los 115 purpurados se encerrarán de nuevo en la Capilla Sixtina para continuar con las votaciones para elegir al próximo Papa. Esta tarde se llevarán a cabo otros dos escrutinios bajo el impresionante fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, que recuerda a los purpurados que serán juzgados por sus actos y que muchos observarán intimidados cuando acudan a depositar su papeleta sobre la bandeja que se utiliza para introducirla después en la urna.
A medida que se avanza en las votaciones, la opinión generalizada es que van disminuyendo las opciones de aquellos candidatos que partían como favoritos. "Si esta tarde o como mucho mañana por la mañana no hay fumata blanca, es muy difícil que el italiano Angelo Scola sea Papa", vaticina el veterano vaticanista Marco Politi sentado en una mesa de la sala de prensa de la Santa Sede, donde varias pantallas de televisión transmiten sin interrupción la imagen fija de la pequeña chimenea de la que salen las fumatas que anunciarán al mundo si ha sido elegido o no nuevo Papa.
A medida que los cardenales avanzan en las votaciones, crecen las posibilidades de que surjan candidatos fuera de los grandes favoritos. De hecho, en las ultimas horas hay quien asegura que estaría tomando fuerza el nombre del cardenal mexicano Francisco Robles.
La prensa italiana informa de que desde el Palacio Pontificio en Castel Gandolfo, a 20 kilómetros de Roma, Benedicto XVI está atento al Cónclave y sigue por televisión las informaciones sobre el mismo. Ayer por la mañana vio por la pequeña pantalla la transmisión de la misa 'Pro eligendo Pontifice', por la tarde contempló la procesión de los cardenales hasta la Capilla Sixtina y posteriormente estuvo atento a la fumata. Se supone que esta mañana también ha visto, sentado en el sofá frente al televisor en Castel Gandolfo, la fumata negra. Como el resto del mundo, Benedicto XVI está atento a esa pequeña chimenea colocada sobre el tejado de la Capilla Sixtina hasta que de la misma salga el humo blanco que anuncie que ha sido elegido su sucesor.
Sólo se puede ser Papa con el respaldo de al menos las dos terceras partes de los cardenales, y dado que son 115 purpurados se requiere el apoyo de 77 de ellos para poder asomarse a la 'loggia' central de la Plaza de San Pedro y presentarse al mundo, vestido de blanco, como el sucesor de Benedicto XVI.
Después de una comida sencilla –sin dulces como postre, sólo fruta, porque es cuaresma y los cardenales están sin azúcar en penitencia-, los 115 purpurados se encerrarán de nuevo en la Capilla Sixtina para continuar con las votaciones para elegir al próximo Papa. Esta tarde se llevarán a cabo otros dos escrutinios bajo el impresionante fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, que recuerda a los purpurados que serán juzgados por sus actos y que muchos observarán intimidados cuando acudan a depositar su papeleta sobre la bandeja que se utiliza para introducirla después en la urna.
A medida que se avanza en las votaciones, la opinión generalizada es que van disminuyendo las opciones de aquellos candidatos que partían como favoritos. "Si esta tarde o como mucho mañana por la mañana no hay fumata blanca, es muy difícil que el italiano Angelo Scola sea Papa", vaticina el veterano vaticanista Marco Politi sentado en una mesa de la sala de prensa de la Santa Sede, donde varias pantallas de televisión transmiten sin interrupción la imagen fija de la pequeña chimenea de la que salen las fumatas que anunciarán al mundo si ha sido elegido o no nuevo Papa.
A medida que los cardenales avanzan en las votaciones, crecen las posibilidades de que surjan candidatos fuera de los grandes favoritos. De hecho, en las ultimas horas hay quien asegura que estaría tomando fuerza el nombre del cardenal mexicano Francisco Robles.
La prensa italiana informa de que desde el Palacio Pontificio en Castel Gandolfo, a 20 kilómetros de Roma, Benedicto XVI está atento al Cónclave y sigue por televisión las informaciones sobre el mismo. Ayer por la mañana vio por la pequeña pantalla la transmisión de la misa 'Pro eligendo Pontifice', por la tarde contempló la procesión de los cardenales hasta la Capilla Sixtina y posteriormente estuvo atento a la fumata. Se supone que esta mañana también ha visto, sentado en el sofá frente al televisor en Castel Gandolfo, la fumata negra. Como el resto del mundo, Benedicto XVI está atento a esa pequeña chimenea colocada sobre el tejado de la Capilla Sixtina hasta que de la misma salga el humo blanco que anuncie que ha sido elegido su sucesor.