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OCAÑA: Platón propone un Estado basado esencialmente en la...

Platón propone un Estado basado esencialmente en la ética y la condición del hombre como un ser que solo puede vivir en una sociedad organizada, que para los griegos estaba representada por la Ciudad-Estado.

Según el pensamiento platónico, ningún ser humano puede tener una vida normal si se mantiene aislado, dado que el hombre es un ser social; no como integrante de un rebaño sino como ciudadano activo, dispuesto a respetar y aceptar a la sociedad en que vive como un hecho inevitable.
Por esta razón, la preocupación de Platón era determinar cuál debería ser la verdadera naturaleza del Estado y su genuina función.

Para Platón, la moral y los principios de justicia deben ser los mismos, tanto para el ciudadano como para el Estado, de manera que sirvan para hacer felices a todos.

A Platón no le interesaba dedicarse a estudiar un gobierno en particular, sino que su interés se centraba en lo que deberían ser todos los Estados en general.

Por eso, en su libro “La República” trata de proponer un Estado ideal, como un modelo que todos los estados deberían imitar.

Platón estaba convencido que todo gobernante de un Estado ideal debe saber en qué consiste el arte de gobernar y qué es lo que debe hacer, porque si no lo sabe, o no tiene la habilidad para ejercer eficazmente esa función, puede hundir tanto al Estado como a sus ciudadanos.

Platón sabía por experiencia que los Estados que había conocido distaban mucho de ser perfectos; y su decepción lo llevó a ignorar la política imperante y a dedicarse a imaginar la mejor forma de gobierno posible para que los ciudadanos que confiaran en él pudieran ser más felices.

Él había vivido la desventura de la oligarquía y posteriormente, con la democracia, en la que había depositado todas sus esperanzas, se volvió a desilusionar debido a la confusión existente en el poder y los vaivenes de la vida pública.

Comprendió que los Estados están todos mal gobernados, que sus leyes son irremediables y que todo dependía de la buena o mala suerte.

La filosofía permite a un gobernante a evaluar lo que es mejor para la sociedad y para los ciudadanos; por lo tanto, las personas más adecuadas para gobernar, que podrán liberar a las comunidades del flagelo de los malos gobernantes, son los filósofos o bien, aquellos que ya tienen el poder y se conviertan providencialmente en verdaderos filósofos.

El hombre debe vivir necesariamente en una sociedad organizada, porque necesita de la colaboración mutua para subsistir; de modo que la vida en comunidad tiene un propósito económico del que posteriormente emanará el principio de la división del trabajo.

Los seres humanos tienen distintas habilidades y aptitudes, y por medio de ellas pueden brindar su aporte individual de diferentes formas a la comunidad en que viven.

El Estado necesitará que haya personas capaces de realizar todas las tareas que requiere una sociedad para cubrir todas las necesidades de sus miembros.

No solo de actividades rudas se nutrirá esa sociedad, sino que a medida que se haga más grande y compleja irá requiriendo también otras tareas más refinadas como las relacionadas con el arte, la música, la docencia, la medicina, etc.; y cuando sus territorios resulten insuficientes para sus cubrir sus necesidades deberán extender sus dominios a las ciudades vecinas.

Así llega Platón al concepto de que la causa de las guerras es económica y a la necesidad de formar guardianes del Estado, tan sabios como sus gobernantes que puedan discernir quienes son los verdaderos enemigos.