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OCAÑA: San Francisco de Paula, eremita y fundador, 2-4-2013....

San Francisco de Paula, eremita y fundador, 2-4-2013.
Francisco nació en Paula, región de Calabria (Italia) el 27 de marzo del año 1416, hijo de Giacomo D'Alessio, apodado Martolilla, y Viena de Fuscaldo, una pareja de firme fe católica, devota en particular de San Francisco de Asís al que, incluso ya encontrándose en edad avanzada, le pidieron la gracia de un hijo. Nacido pues, el primogénito, fu... e por ellos espontáneo imponerle el nombre de Francisco. A este primer niño se sumó pronto, otra hija: Brígida.
De niño, Francisco contrajo una forma grave de infección en un ojo y los padres se encomendaron a San Francisco y éste le obtuvo de Dios la curación, cumpliendo la promesa de que el pequeño vestiría por un año entero el hábito de la orden franciscana. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia, pero dos años más tarde desapareció.
Se retiró a las áridas montañas cerca de Cosenza, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de yerbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. La fama de su santidad y de sus milagros atrajo a un buen número de jóvenes deseosos de seguir su ejemplo y pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: "Cuaresma perpetua". Los invitó a la penitencia, reduciendo su alimentación durante los 365 días del año a pan, pescado, agua y verduras, con el fin de fortificar la voluntad. Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de "hermanos menores", San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de Orden de los Hermanos Mínimos o Ermitaños de San Francisco de Asís, siendo uno de los más jóvenes fundadores de órdenes religiosas de la historia.
El 31 de agosto de 1452 el arzobispo de Cosenza, monseñor Pirro Caracciolo, concedió la aprobación diocesana, acto que comportó a la Orden la facultad de instituir un oratorio, un monasterio y una iglesia. La edificación del nuevo monasterio fue la ocasión que los conciudadanos de Francisco utilizaron para certificarle su profunda consideración: hasta los nobles paulanos hicieron de obreros para acelerar con ello la construcción.
El 4 de julio de 1467 cuatro cardenales firmaron la carta que concedió la indulgencia a los que habían contribuido a la construcción de la iglesia del monasterio de Paula, además de a los que la habían visitado.
En 1470 tuvo principio el proceso jurídico-canónico para la aprobación definitiva de la nueva orden de ermitaños. La "causa paulana" fue patrocinada por monseñor Baldassarre da Spigno.
El 17 de mayo de 1474, el papa Sixto IV reconoció oficialmente al nueva orden con la denominación Congregación eremítica paulana de San Francisco de Asís.
El reconocimiento de la regla, de extrema austeridad, vino en cambio con el papa Alejandro VI, en concomitancia con el cambio del nombre por aquel, todavía en uso, de Orden de los Mínimos. Con la aprobación, los eremitorios, sobre el modelo de aquel de Paola, florecieron en Calabria y Sicilia.
Paterno Calabro en 1472, Spezzano della Sila en 1474, Corigliano Calabro en 1476 y Milazzo en 1480, fueron el parteaguas. Francisco encontró mientras tanto estable morada en Paterno Calabro, que se volvió, por lo tanto, un punto de referencia esencial para la gente y para los pobres de su tierra.
Entre los fenómenos sobrenaturales atribuidos a Francisco está aquel de la curación de un chico enfermo de una incurable llaga en un brazo, saneada con hierbas comunes; el desatascar milagroso del agua del "Cucchiarella", que Francisco hizo manar golpeando con el bastón una roca cerca del convento de Paula y que todavía es objeto de romerías; las piedras del milagro que quedaron en vilo mientras amenazaron con caer sobre el convento ("Os Paradas, por caridad").
Otro "carisma" atribuido al santo ermitaño fue la profecía, como cuando previó que la ciudad de Otranto caería en manos de los turcos en el 1480 y sería reconquistada por el rey de Nápoles.
Pero su milagro más famoso es cuando una vez el pobre fraile, flaco y agotado por los ayunos, iba de Cosenza a Reggio Calabria y de aquí necesitaba pasar el estrecho de Mesma, pues se dirigía a Sicilia. Como el barquero Pietro Coloso no quiso llevarlo gratis, el santo extendió su manto y sobre él navegó por el mar hasta Mesina. El prodigio le ganó la reputación de taumaturgo y el título de patrono de los marineros.
La noticia de sus dotes de santidad y taumaturgia superó los confines de Italia y llegó a Francia, por los mercantes napolitanos, llegándole al rey Luis XI que, enfermado gravemente, lo mandó llamar. Francisco fue muy reacio a la idea de dejar a su gente necesitada por el rey de Francia, por lo que el soberano francés mandó una misión diplomática al Papa para que le ordenara a Francisco ir cerca de él. El Papa y el rey de Nápoles aprovecharon la ocasión para consolidar las frágiles relaciones con la potente Francia. Necesitaron algunos meses para convencer a Francisco de dejar su tierra para atravesar los Alpes, y abandonar su estilo de vida austera, para pasar a vivir en un edificio real. El 2 de febrero de 1483, partiendo de Paterno Calabro, Francisco dejó Calabria hacia Francia, remontando por el Vas de Diano. Pasó por Nápoles donde fue aclamado por una gran muchedumbre y por el mismo rey Fernando I. En Roma se encontró con el Papa Sixto IV que le confió muchos encargos y se embarcó en Civitavecchia hacia Francia. A su llegada cerca de la corte, en el Castillo de Plessis-lez-Tours, Luis XI se arrodilló. Francisco no le restituyó al rey la salud que perdida, aunque sí le dio la del alma (lo reconcilió con Dios y lo convenció de aceptar su Santísima voluntad) no lo curó del mal pero su acción llevó a una mejoría de las relaciones entre Francia y el Papa. Luis XI quedó tan agradecido que, antes de morir, lo nombró director espiritual de su hijo y sucesor Carlos VIII.
Francisco vivió en Francia unos veinticinco años y supo hacerse apreciar tanto por el pueblo simple como por los eruditos de la Sorbona.
Muchos religiosos franciscanos, benedictinos y ermitaños, fascinados por su estilo de vida, también se incorporaron en Francia, contribuyendo a la universalización de su orden. Francisco gradualmente pasó de un puro eremitismo a un real cenobitismo, con la fundación de una segunda orden, para las monjas y una tercera, para los laicos. Las correspondientes reglas fueron aprobadas por el Papa Julio II el 28 de julio de 1506.
El rey Carlos VIII, sucesor de Luis XI, estimó mucho a Francisco y contribuyó a la fundación de dos monasterios de la orden de los Mínimos, uno a Plessis-les-Tours y a uno sobre el monte Pincio en Roma.
En 1498, a la muerte de Carlos VIII, subió al trono Luis XII y aunque Francisco pidió volver a Italia, no se lo concedió.
Las duras penitencias no acortaron su vida, pues vivió hasta la edad de 91 años.
Aproximándose su fin, llamó a sí a sus cofrades sobre el lecho de muerte, exhortándolos a la caridad recíproca y al mantenimiento de la austeridad en la regla. Proveyó al nombramiento del vicario general y por fin, después de haber recibido los sacramentos, se hizo leer la Pasión según San Juan mientras su alma exhaló. Murió un viernes santo, el 2 de abril de 1507, en Plessis-les-Tours (Francia).
El pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse. Seis años después de su muerte (1513) fue proclamado beato y canonizado el 1 de mayo de 1519 por el Sumo Pontífice León X, al que predijo la elección al solio pontificio cuando éste todavía era un niño.
En 1562, los hugonotes forzaron su tumba, encontraron el cuerpo incorrupto y le pegaron fuego.
Es el santo patrono de Calabria (Italia), Viver (Castellón), Bolbaite (Valencia), Alacuás (Valencia), Ráfol de Almunia (Alicante), Albanchez de Mágina (Jaén), Los Baldíos (La Laguna), La Chorrera (Panamá) y San Francisco del Refugio (Colotlán Jalisco, México).