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OCAÑA: La llegada de Damián se ve como un punto de inflexión...

La llegada de Damián se ve como un punto de inflexión para la comunidad. Bajo su liderazgo, las leyes básicas se restablecieron, empezó a crear fuentes de trabajo para que los leprosos estuvieran distraídos, se volvieron a pintar las casas, a trabajar en las granjas y se convirtieron algunas de ellas en colegios. La primera misión que se impuso Damián fue construir una iglesia y establecer una parroquia de Santa Filomena. Luego organizó una banda de música. Fue recogiendo a los enfermos más abandonados, y él mismo los atendía como abnegado enfermero. Enseñaba reglas de higiene y poco a poco transformó la isla convirtiéndola en un sitio agradable para vivir.
Empezó a escribir al extranjero, especialmente a Alemania, y de allá le llegaban donativos. Varios barcos desembarcaban alimentos en las costas, los cuales el misionero repartía de manera equitativa. Y también le enviaban medicinas, y dinero para ayudar a los más pobres. Hasta los protestantes se conmovían con sus cartas y le enviaban donativos para sus leprosos.
Confesión a larga distancia. Pero como la gente creía que la lepra era contagiosa, el gobierno prohibió al Padre Damián salir de la isla y tratar con los que pasaban por allí en los barcos. Y el sacerdote llevaba años sin poder confesarse. Entonces un día, al acercarse un barco que llevaba provisiones para los leprosos, el santo sacerdote se subió a una lancha y casi pegado al barco pidió a un sacerdote que allí viajaba, que lo confesara. Y a grito entero hizo desde allí su única y última confesión, y recibió la absolución de sus faltas.
Como esas gentes no tenían casi dedos, ni manos, el Padre Damián les hacía él mismo el ataúd a los muertos, les cavaba la sepultura y fabricaba luego como un buen carpintero la cruz para sus tumbas. Preparaba sanas diversiones para alejar el aburrimiento, y cuando llegaban los huracanes y destruían los pobres ranchos, él en persona iba a ayudar a reconstruirlos.
El rey David Kalā kaua de Hawái invistió a Damián con el honor de Caballero Comandante de la Real Orden de Kalā kaua. Cuando la princesa Lydia Liliʻ uokalani visitó el establecimiento para entregar la medalla, las crónicas reflejan que se conmovió de tal manera, y sintió como si se le rompiera el corazón por lo que le resultó imposible leer su discurso. La princesa compartió esta experiencia con el mundo aclamando los esfuerzos del Padre Damián. Consecuentemente, el nombre de Damián y su trabajo fueron conocidos en los Estados Unidos y en Europa. Protestantes americanos juntaron una gran suma de dinero para la misión. La Iglesia de Inglaterra envió comida, medicina, ropas y suministros. El Padre Damián nunca usó la medalla que le otorgaron.
El santo para no demostrar desprecio a sus queridos leprosos, aceptaba fumar en la pipa que ellos habían usado. Los saludaba dándoles la mano. Compartía con ellos en todas las acciones del día. Y sucedió lo que tenía que suceder: que se contagió de la lepra. Y vino a saberlo de manera inesperada.
Un día de diciembre de 1884, metió el pie en un una vasija que tenía agua sumamente caliente, y él no sintió nada. Entonces se dio cuenta de que estaba leproso. Enseguida se arrodilló ante un crucifijo y exclamó: "Señor, por amor a Ti y por la salvación de estos hijos Tuyos, acepté esta terrible realidad. La enfermedad me ira carcomiendo el cuerpo, pero me alegra el pensar que cada día en que me encuentre más enfermo en la tierra, estaré más cerca de Ti para el cielo".
La enfermedad se fue extendiendo prontamente por su cuerpo. Los enfermos comentaban: "Qué elegante era el Padre Damián cuando llegó a vivir con nosotros, y que deforme lo ha puesto la enfermedad". Pero él añadía: "No importa que el cuerpo se vaya volviendo deforme y feo, si el alma se va volviendo hermosa y agradable a Dios".
A pesar del descubrimiento, los residentes señalan que el Padre trabajó incansable construyendo cuantas casas pudo y planificó la continuación del programa que había creado para cuando él se hubiera ido.
Poco antes de que el gran sacerdote muriera, llegó a Molokai un barco. Era el del capitán que lo había traído cuando llegó de misionero. En aquél viaje le había dicho que con el único sacerdote con el cual se confesaría sería con él. Y ahora, el capitán venía expresamente a confesarse con el Padre Damián. Desde entonces la vida de este hombre de mar cambió y mejoró notablemente. También un hombre que había escrito calumniando al santo sacerdote llegó a pedirle perdón y se convirtió al catolicismo.
Y el 15 de abril de 1889 "el leproso voluntario", el Apóstol de los Leprosos, voló al cielo a recibir el premio tan merecido por su admirable caridad.
El escritor escocés Robert Louis Stevenson publicó una carta abierta en Sídney, Australia, el 25 de febrero de 1890, contra el reverendo Dr. C. M. Hyde, de Honolulú, en Hawái, a raíz de la opinión sustentada por el religioso presbiteriano, quien lanzó poco después de la muerte del Padre Damián opiniones desacreditadoras contra el misionero belga. Esta Carta abierta, que recorrió el mundo, sentó las bases de su fama internacional en el mundo angloparlante.
Mahatma Gandhi ofreció su propia defensa a la obra y el trabajo del Padre Damián. Gandhi declaró que Damián había sido una inspiración para sus campañas sociales en la India, logrando la libertad de su pueblo y asegurando la ayuda para con los necesitados. Gandhi escribió, "El mundo politizado y amarillista puede tener muy pocos héroes que se puedan comparar con el Padre Damián de Molokai. Es importante que se investigue por las fuentes de tal heroísmo".
El 4 de junio de 1995, el Papa Juan Pablo II, después de haber comprobado milagros obtenidos por la intercesión de este gran misionero, lo declaró beato, y patrono de los que trabajan entre los enfermos de lepra y enfermos de sida. Fue canonizado el 11 de octubre de 2009, por el papa Benedicto XVI.
También es el patrono del Estado de Hawái.
El 1 de diciembre de 2005 el Padre Damián fue elegido el belga más grande de todos los tiempos por la televisión abierta flamenca