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San León IX, Papa, 19-4-2013
Se llamaba Bruno de Egisheim-Dagsburg y estaba emparentado con la familia real de Alemania. Había nacido el 21 de junio de 1002, en Eguisheim (Alsacia, Francia), de un hogar cristiano y muy culto. Pertenecía a una importante familia: hijo del conde de Alsacia, Hugo de Egisheim, y por lo tanto pariente del emperador Enrique III estando vinculada por parte de madre a los... carolingios de Francia occidental y por su padre a los reyes germanos.
A los cinco años fue confiado al obispo Berthold de Toul para ser educado en la escuela de la catedral, donde se mostró especialmente dotado. Tras la muerte de su tutor, fue llamado a la corte del emperador Conrado II. En 1026 condujo a las tropas levantadas a Toul para una campaña en Lombardía y dio muestras de estar dotado de notables cualidades. En este tiempo, padeció de una grave enfermedad, cuya curación se atribuyó a San Benito. Desde entonces profesó una especial devoción al santo patriarca.
Canónigo de la iglesia de San Esteban, en Toul, a la muerte del obispo Hermann de Toul, cuando tenía apenas 24 años, fue propuesto por el clero como su sucesor. Conrado le concedió el permiso para ser obispo de Toul pero Bruno se negó a hacer el juramento de fidelidad al obispo metropolita de Tréveris y éste se negó a ordenarle. Tuvo que intervenir el mismo Conrado y el 9 de septiembre de 1027 fue consagrado por el arzobispo Poppo de Tréveris. Bruno fue un obispo enérgico y austero, que restauró la disciplina un tanto alicaída de los monasterios y defendió con firmeza los derechos de la Iglesia. Un año después su pariente Conrado II - llamado el Sálico, fundador de la casa de Franconia - se hizo proclamar en Italia emperador romano.
Siendo obispo de Toul, en noviembre de 1048, fue designado por Enrique III, en un congreso de príncipes y obispos celebrado en Worms para suceder al efímero papa Dámaso II en el solio pontificio, como papa nº 152 de la Iglesia católica, siendo coronado el 12 de febrero de 1049 con el nombre de León IX. Con esta elección el emperador pretendía que el pontificado se incorporara a la iglesia imperial que Enrique dirigía tal y como había logrado con anterioridad el emperador Constantino I. No obstante León IX condicionó la aceptación del cargo a la celebración posterior de una elección canónica, lo que da una primera idea de su rechazo al sometimiento imperial y fue el motivo de que su consagración se retrasara hasta el 12 de febrero de 1049, tras ser aceptado por el pueblo y el clero romano.
En este nuevo y alto cargo desplegó una intensa actividad. El mismo año en que se convirtió en papa prohibió el matrimonio de Guillemo el Bastardo (luego denominado el Conquistador), duque de Normandía, con Matilde de Flandes dado su grado de parentesco. A pesar de ello el matrimonio tuvo lugar.
Promovió la reforma del clero y las buenas costumbres del pueblo; convocó varios sínodos diocesanos que condenaron severamente la simonía y la venta de indulgencias, práctica entonces muy arraigada, y trató de intensificar la vida monacal. Se mantuvo en permanente contacto con san Hugo, abad de Cluny, y con Halinard, arzobispo de Lyon, organizador de uno de los movimientos reformistas de Francia.
Decidido a encabezar el movimiento de reforma eclesiástico, que hasta entonces había liderado el emperador, se rodeó de figuras de la talla de Pedro Damiano, el monje Hildebrando (futuro San Gregorio VII, el pontífice más grande de su siglo y uno de los mayores en toda la historia de la Iglesia) y el cardenal Humberto de Silva Candida entre otros. También dio entrada en el colegio cardenalicio a eclesiásticos no romanos, haciéndolo más internacional y partidario de las ideas cluniacenses. Se le puede considerar un predecesor de la Reforma gregoriana.
Sus reformas se centraron en el objetivo de erradicar de la Iglesia la simonía y el matrimonio de los sacerdotes, para lo cual celebró hasta doce sínodos, destacando los de Letrán, Pavía, Reims y Maguncia.
También intentó frenar a los normandos que, instalados en el sur de Italia, amenazaban los territorios pontificios. Así, en 1053 armó un ejército que resultó derrotado en Civitate por Hunifredo de Apulia y Roberto Guiscardo y en la que cayó prisionero, no recobrando la libertad hasta poco antes de su muerte.
Realizó numerosos viajes, visitando las distintas diócesis, en ocasiones, para reconciliar a soberanos enemistados. Cruzó los Alpes, llegó a Sajonia, luego a Colonia, a Toul, a Reims, a Metz, a Magnucia.
San León IX había sido designado sumo pontífice por su pariente el emperador Enrique III, hijo y sucesor de Conrado II. Sin embargo, él fue el primero en proponer que en el futuro los papas fuesen elegidos entre los cardenales. Tal disposición se hizo definitivamente efectiva en 1059.
Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla, censuró a la Iglesia de Occidente a causa de algunas normas disciplinarias y litúrgicas que diferían de las de Oriente. Era un pretexto para realizar la separación y situarse a la cabeza de la Iglesia Griega. San León IX le escribió una notable carta y envió una embajada a Constantinopla, pero no pudo evitar el cisma, que se produjo en 1054.
Enfermo, sintió que la muerte estaba cercana. Colocado su lecho junto al altar mayor de San Pedro, como era su deseo, murió el 19 de abril de 1054, en Roma.
Su cuerpo reposa en la Basílica de San Pedro.
Fue canonizado en el año 1087 por el Papa Víctor III.