San Pedro Nolasco, 6-5-2013.
Nace en Barcelona, España, en torno a 1180. A los 15 años sufre la muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente.
Años más tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió enton... ces a la Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio.
Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al África. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" Mt 6,20.
En 1203 el laico Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.
La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco, a Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir cautivos.
El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que él y sus compañeros hacían ya desde hacía 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria, Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced. Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia".
La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de ex-cautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.
Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios. Estaba compuesta por religiosos y caballeros que recibieron la institución canónica del obispo de Barcelona y la investidura militar de Jaime I.
El Papa Gregorio IX aprobó la comunidad en 1235 y le dio la regla de San Agustín. Pedro Nolasco fue nombrado Superior General.
El rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.
Antes de morir, el 6 de mayo de 1245, pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".
Su intercesión logró muchos milagros y el Papa Urbano VIII lo declaró santo en 1628.
Se le representa vistiendo el hábito blanco de los mercedarios, con unas cadenas rotas que simbolizan la liberación de los cautivos, un estandarte con las armas de la Corona de Aragón, una cruz y un ramo de olivo. Zurbarán le representó en un ciclo de cuadros para el convento de los Mercedarios de Sevilla, conservados hoy en el Museo del Prado de Madrid, y que constituyen la iconografía más conocida de este santo.
Muchos eran, por entonces, los cristianos capturados y vendidos como esclavos a los musulmanes de África, lo que siguió ocurriendo hasta que desapareció la piratería. Los mercedarios cumplieron con la promesa hecha y en su historia constan, perfectamente documentadas, 344 redenciones y más de 80.000 redimidos. La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos.
Nace en Barcelona, España, en torno a 1180. A los 15 años sufre la muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente.
Años más tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió enton... ces a la Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio.
Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al África. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" Mt 6,20.
En 1203 el laico Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.
La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco, a Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir cautivos.
El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que él y sus compañeros hacían ya desde hacía 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria, Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced. Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia".
La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de ex-cautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.
Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios. Estaba compuesta por religiosos y caballeros que recibieron la institución canónica del obispo de Barcelona y la investidura militar de Jaime I.
El Papa Gregorio IX aprobó la comunidad en 1235 y le dio la regla de San Agustín. Pedro Nolasco fue nombrado Superior General.
El rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.
Antes de morir, el 6 de mayo de 1245, pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".
Su intercesión logró muchos milagros y el Papa Urbano VIII lo declaró santo en 1628.
Se le representa vistiendo el hábito blanco de los mercedarios, con unas cadenas rotas que simbolizan la liberación de los cautivos, un estandarte con las armas de la Corona de Aragón, una cruz y un ramo de olivo. Zurbarán le representó en un ciclo de cuadros para el convento de los Mercedarios de Sevilla, conservados hoy en el Museo del Prado de Madrid, y que constituyen la iconografía más conocida de este santo.
Muchos eran, por entonces, los cristianos capturados y vendidos como esclavos a los musulmanes de África, lo que siguió ocurriendo hasta que desapareció la piratería. Los mercedarios cumplieron con la promesa hecha y en su historia constan, perfectamente documentadas, 344 redenciones y más de 80.000 redimidos. La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos.