El ideal de las formas puras de gobierno es realizar el interés general, el bien publico o el bien común de una sociedad. Aunque hayan existido formas monárquicas, hasta la fecha no se ha realizado ninguna forma de gobierno, como la republicana, en la que los pueblos han encontrado sus mejores ideales.
Tradicionalmente la mejor de las formas puras de gobierno es la democracia o política, que mira con mayor perfección al bien de la comunidad.
El problema relativo a las formas de gobierno y a las formas de Estado fue entrevisto en sus generalidades por el pensamiento helénico, tanto en la descripción de las formas políticas existentes en aquella época, como en la especulación que de las mismas se hizo por el pensamiento filosófico, en la obra histórica de Herodoto: Los nueve libros de la Historia, como en Platón en su obra ejemplar La Republica. Las formas de Gobierno las clasifico en monarquía, democracia y aristocracia.
Platón
Este filosofo bosqueja en su Republica las diversas formas de gobierno, que pasan, de las que considera las mas perfectas como la aristocracia o gobierno de los filósofos, hasta aquellas en decadencia política en formas tales como la timocracia, la oligarquía que surge cuando los propietarios asumen el poder político; y la democracia o gobierno de las masas -sistema criticado por Platón -, hasta la tiranía. “Hasta que los filósofos sean reyes o los reyes y príncipes de este mundo tengan el espíritu y el poder de la filosofía y hasta que la grandeza y sabiduría política se junten en uno... las ciudades descansaran de sus males.”
Según Platón, el principio democrático es absurdo porque el gobierno lo debe ejercer una persona con el conocimiento de la verdad y el que conoce la verdad es el filósofo.
Para Platón, los políticos atenienses no tienen la más mínima idea del arte de gobernar y pueden ser relevados de sus funciones por cualquiera que crea que para ejercer el gobierno no se necesitan conocimientos especiales.
El filósofo como gobernante es el único que conoce la verdadera ruta a seguir por su pueblo y está en condiciones de superar las dificultades y las crisis porque tiene en sus manos la más alta educación posible para realizar su tarea, inspirado por el modelo ideal del mundo de las Formas.
Un gobernante debe estudiar música, gimnasia, matemáticas y astronomía, para poder acceder al mundo inteligible sin dejarse llevar por ningún interés económico que pueda interferir en el camino de la verdad.
Los elegidos como guardianes para dirigir el Estado, deben ser valientes y sanos físicamente y espiritualmente.
Recién a los treinta años se podrá evaluar si están capacitados para recibir la enseñanza de la dialéctica.
Luego de cinco años más de estudios ininterrumpidos, se probará su fortaleza para vencer las tentaciones mundanas durante quince años.
De manera que el que logre superar todo esta preparación tendrá cincuenta años, edad necesaria para llegar a vislumbrar el Bien Supremo.
El Estado perfecto para Platón es la Aristocracia, pero si las clases altas se corrompen e intentan repartirse los bienes y relegar a su pueblo a la esclavitud, esta Aristocracia se transforma en Timocracia.
La acumulación cada vez mayor de la riqueza convierte a la Timocracia en Oligarquía, dependiendo el poder político de los bienes.
Esta situación de injusticia y descontento obliga a los pobres a organizarse y tomar el poder para establecer una democracia.
Una de las características de la democracia es el deseo de libertad, y debido a la reacción lleva a la tiranía cuando el cabecilla, rodeado de sus secuaces, da un golpe de estado y se convierte en tirano.
El estado tiránico es el más despótico que existe, porque está contaminado por las ambiciones, el revanchismo y las pasiones, transformando al tirano y a su pueblo en los más infelices de los mortales.
La ciencia de gobernar, para Platón, es la más elevada y supera a todas las demás.
La diferencia entre la tiranía y la ciencia de gobernar verdadera es que la primera se basa en la coerción, mientras la segunda consiste en conducir a los ciudadanos que acepten ser guiados en forma voluntaria.
Son pocos los hombres verdaderamente dotados para ejercer el gobierno de un pueblo con la capacidad de cambiar las leyes según las circunstancias, las que serán absolutas y soberanas, que deberán ser cumplidas, condenando a muerte al que las viole.
Por lo tanto, el mejor gobierno para Platón es el que puede ejercer un solo hombre, por eso defiende la monarquía. El segundo en calidad es el gobierno de pocos hombres; y el peor de todos es cuando depende de muchos, o sea, la democracia, en los países que tienen leyes, porque en los que no las tienen el sistema de gobierno democrático es el mejor.
Tradicionalmente la mejor de las formas puras de gobierno es la democracia o política, que mira con mayor perfección al bien de la comunidad.
El problema relativo a las formas de gobierno y a las formas de Estado fue entrevisto en sus generalidades por el pensamiento helénico, tanto en la descripción de las formas políticas existentes en aquella época, como en la especulación que de las mismas se hizo por el pensamiento filosófico, en la obra histórica de Herodoto: Los nueve libros de la Historia, como en Platón en su obra ejemplar La Republica. Las formas de Gobierno las clasifico en monarquía, democracia y aristocracia.
Platón
Este filosofo bosqueja en su Republica las diversas formas de gobierno, que pasan, de las que considera las mas perfectas como la aristocracia o gobierno de los filósofos, hasta aquellas en decadencia política en formas tales como la timocracia, la oligarquía que surge cuando los propietarios asumen el poder político; y la democracia o gobierno de las masas -sistema criticado por Platón -, hasta la tiranía. “Hasta que los filósofos sean reyes o los reyes y príncipes de este mundo tengan el espíritu y el poder de la filosofía y hasta que la grandeza y sabiduría política se junten en uno... las ciudades descansaran de sus males.”
Según Platón, el principio democrático es absurdo porque el gobierno lo debe ejercer una persona con el conocimiento de la verdad y el que conoce la verdad es el filósofo.
Para Platón, los políticos atenienses no tienen la más mínima idea del arte de gobernar y pueden ser relevados de sus funciones por cualquiera que crea que para ejercer el gobierno no se necesitan conocimientos especiales.
El filósofo como gobernante es el único que conoce la verdadera ruta a seguir por su pueblo y está en condiciones de superar las dificultades y las crisis porque tiene en sus manos la más alta educación posible para realizar su tarea, inspirado por el modelo ideal del mundo de las Formas.
Un gobernante debe estudiar música, gimnasia, matemáticas y astronomía, para poder acceder al mundo inteligible sin dejarse llevar por ningún interés económico que pueda interferir en el camino de la verdad.
Los elegidos como guardianes para dirigir el Estado, deben ser valientes y sanos físicamente y espiritualmente.
Recién a los treinta años se podrá evaluar si están capacitados para recibir la enseñanza de la dialéctica.
Luego de cinco años más de estudios ininterrumpidos, se probará su fortaleza para vencer las tentaciones mundanas durante quince años.
De manera que el que logre superar todo esta preparación tendrá cincuenta años, edad necesaria para llegar a vislumbrar el Bien Supremo.
El Estado perfecto para Platón es la Aristocracia, pero si las clases altas se corrompen e intentan repartirse los bienes y relegar a su pueblo a la esclavitud, esta Aristocracia se transforma en Timocracia.
La acumulación cada vez mayor de la riqueza convierte a la Timocracia en Oligarquía, dependiendo el poder político de los bienes.
Esta situación de injusticia y descontento obliga a los pobres a organizarse y tomar el poder para establecer una democracia.
Una de las características de la democracia es el deseo de libertad, y debido a la reacción lleva a la tiranía cuando el cabecilla, rodeado de sus secuaces, da un golpe de estado y se convierte en tirano.
El estado tiránico es el más despótico que existe, porque está contaminado por las ambiciones, el revanchismo y las pasiones, transformando al tirano y a su pueblo en los más infelices de los mortales.
La ciencia de gobernar, para Platón, es la más elevada y supera a todas las demás.
La diferencia entre la tiranía y la ciencia de gobernar verdadera es que la primera se basa en la coerción, mientras la segunda consiste en conducir a los ciudadanos que acepten ser guiados en forma voluntaria.
Son pocos los hombres verdaderamente dotados para ejercer el gobierno de un pueblo con la capacidad de cambiar las leyes según las circunstancias, las que serán absolutas y soberanas, que deberán ser cumplidas, condenando a muerte al que las viole.
Por lo tanto, el mejor gobierno para Platón es el que puede ejercer un solo hombre, por eso defiende la monarquía. El segundo en calidad es el gobierno de pocos hombres; y el peor de todos es cuando depende de muchos, o sea, la democracia, en los países que tienen leyes, porque en los que no las tienen el sistema de gobierno democrático es el mejor.