San Germán de París, 28-5-2013
San Germán de París (también llamado Germanus) nació en el año 496 cerca de Autun, Saône-et-Loire, del matrimonio que formaban Eleuterio y Eusebia.
Estudió en Avalon y también en Luzy guiado por su primo Scapilion, quien era sacerdote. A la edad de 34 años fue ordenado sacerdote por San Agripino de Autun, siendo nombrado abad de Saint-Symphorien, cerca de esa misma... localidad. Luego, el obispo Nectario, sucesor del anterior, lo nombra abad del monasterio de San Sinforiano, en los arrabales de la ciudad. Modelo de abad que marca el tono sobrenatural de la casa caminando por delante con el ejemplo en la vida de oración, la observancia de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.
Es allí donde comienza a manifestarse en Germán el don de milagros, según el relato de Fortunato. Por lo que cuenta su biógrafo, se había propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a pedir se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los frailes que veían peligrar su pitanza, llegan al convento dos cargas de pan y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción de agua bendita el fuego del pajar lleno de heno que amenazaba con arruinar el monasterio. Otro más y curioso es cuando el obispo, celoso que de todo hay por las cosas buenas que se hablan de Germán, lo manda poner en la cárcel por no se sabe qué motivo (quizá hoy se le llamaría «incompatibilidad»); las puertas se le abrieron al estilo de lo que pasó al principio de la cristiandad con el apóstol, pero Germán no se marchó antes de que el mismo obispo fuera a darle la libertad; con este episodio cambió el obispo sus celos por admiración.
Debido a que estaba en París en el año 555, cuando el obispo Eusebio murió, Childeberto I lo retuvo y, con el consentimiento unánime del clero y del pueblo, fue consagrado a la sede vacante y, además, lo nombra limosnero mayor. También curó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles, cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición de las manos.
Bajo su influencia, se dice que el rey, quien se había entregado a la vida mundana, se convirtió y desde entonces llevó una vida de acuerdo a los valores cristianos. En su nuevo cargo, el Obispo continuó la práctica de las virtudes y las austeridades de su vida monástica, y trabajó para disminuir los males causados por las incesantes guerras y la vida licenciosa de los nobles. Asistió al tercero y cuarto Concilios de París en los años 557 y 573 respectivamente, y también al segundo Concilio de Tours en 566. Convenció al rey de que erradicara las prácticas paganas que aún existían en el país franco, y también para que prohibiera los excesos que se llevaban a cabo en la mayoría de las celebraciones cristianas.
Como su vida fue larga, hubo ocasión de intervenir varias veces en los acontecimientos de la familia real. Alguno fue doloroso porque un hombre de bien no puede transigir con la verdad; a Cariberto, rey de París el hijo de Clotario y, por tanto, nieto de Childeberto, tuvo que excomulgarlo por sus devaneos con mujeres a las que va uniendo su vida, después de repudiar a la legítima Ingoberta.
Poco después de año 540, Childeberto sitió Zaragoza mientras estaba en guerra con el Reino visigodo en España. Los habitantes del lugar se habían puesto bajo la protección de San Vicente Mártir. Cuando Childeberto se enteró de esto, perdonó a la ciudad, y como muestra de gratitud, el obispo le obsequió la estola del santo. Cuando regresó a París, el rey ordenó construir un templo en los suburbios en honor del mártir, para guardar ahí la reliquia. El templo fue terminado en el año 558, siendo consagrado a San Vicente por el Obispo Germán, el 23 de diciembre de dicho año. Ese mismo día, Childeberto falleció. Cerca de éste templo se construyó un monasterio. Sus abades tenían jurisdicción espiritual y temporal en área de Saint-Germain hasta aproximadamente el año 1670. El templo fue frecuentemente saqueado e incendiado por los Normandos en el siglo IX. Fue reconstruido en 1014 y consagrado por el papa Alejandro III en 1163.
Childeberto I fue sucedido en el trono por Clotario I, quien tuvo un corto reinado. A su muerte ocurrida en el año 561, la monarquía se dividió entre sus cuatro hijos, siendo Cariberto nombrado rey de París. Cariberto era una persona viciosa y despiadada, y el Obispo Germán se vio obligado a excomulgarlo en 568 por su inmoralidad. Cariberto falleció en 570. El Obispo se encontró con grandes dificultades debido a que en ese tiempo los hermanos de Cariberto se disputaban sus propiedades. Trabajó para establecer la paz, pero con poco éxito. Sigeberto y Chilperico, instigados por sus respectivas esposas, Brunegilda y Fredegunda, se enfrascaron en una guerra intestina, y al ser vencido Chilperico, París cayó en las manos de Sigeberto. Germán escribió entonces una carta a Brunegilda (carta que a la fecha se conserva) pidiéndole que usara su influencia para prevenir más guerras. Sin embargo, Sigeberto era obstinado y, a pesar de la advertencia del Obispo, se preparó para atacar a Chilperico en Tournai, donde se había escondido, pero Fredegunda lo mandó asesinar en el camino a Vitry en 575.
Germán mismo falleció el 28 de mayo del año siguiente (576), antes de que se restableciera la paz. Sus restos fueron sepultados en la capilla de San Symphorien en el vestíbulo del templo de San Vicente, pero en 754, con motivo de su canonización por el Papa Esteban II, sus reliquias fueron reubicadas en el edificio principal del templo, en presencia de Pipino el Breve y de su hijo Carlomagno, que entonces era un niño de siete años. Desde ese momento, el templo se convirtió en la Abadía de Saint-Germain-des-Prés. Hoy reposan allí mismo y se veneran en una urna de plata que mandó hacer a los orfebres el abad Guillermo, en el año 1408.
San Germán de París (también llamado Germanus) nació en el año 496 cerca de Autun, Saône-et-Loire, del matrimonio que formaban Eleuterio y Eusebia.
Estudió en Avalon y también en Luzy guiado por su primo Scapilion, quien era sacerdote. A la edad de 34 años fue ordenado sacerdote por San Agripino de Autun, siendo nombrado abad de Saint-Symphorien, cerca de esa misma... localidad. Luego, el obispo Nectario, sucesor del anterior, lo nombra abad del monasterio de San Sinforiano, en los arrabales de la ciudad. Modelo de abad que marca el tono sobrenatural de la casa caminando por delante con el ejemplo en la vida de oración, la observancia de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.
Es allí donde comienza a manifestarse en Germán el don de milagros, según el relato de Fortunato. Por lo que cuenta su biógrafo, se había propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a pedir se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los frailes que veían peligrar su pitanza, llegan al convento dos cargas de pan y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción de agua bendita el fuego del pajar lleno de heno que amenazaba con arruinar el monasterio. Otro más y curioso es cuando el obispo, celoso que de todo hay por las cosas buenas que se hablan de Germán, lo manda poner en la cárcel por no se sabe qué motivo (quizá hoy se le llamaría «incompatibilidad»); las puertas se le abrieron al estilo de lo que pasó al principio de la cristiandad con el apóstol, pero Germán no se marchó antes de que el mismo obispo fuera a darle la libertad; con este episodio cambió el obispo sus celos por admiración.
Debido a que estaba en París en el año 555, cuando el obispo Eusebio murió, Childeberto I lo retuvo y, con el consentimiento unánime del clero y del pueblo, fue consagrado a la sede vacante y, además, lo nombra limosnero mayor. También curó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles, cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición de las manos.
Bajo su influencia, se dice que el rey, quien se había entregado a la vida mundana, se convirtió y desde entonces llevó una vida de acuerdo a los valores cristianos. En su nuevo cargo, el Obispo continuó la práctica de las virtudes y las austeridades de su vida monástica, y trabajó para disminuir los males causados por las incesantes guerras y la vida licenciosa de los nobles. Asistió al tercero y cuarto Concilios de París en los años 557 y 573 respectivamente, y también al segundo Concilio de Tours en 566. Convenció al rey de que erradicara las prácticas paganas que aún existían en el país franco, y también para que prohibiera los excesos que se llevaban a cabo en la mayoría de las celebraciones cristianas.
Como su vida fue larga, hubo ocasión de intervenir varias veces en los acontecimientos de la familia real. Alguno fue doloroso porque un hombre de bien no puede transigir con la verdad; a Cariberto, rey de París el hijo de Clotario y, por tanto, nieto de Childeberto, tuvo que excomulgarlo por sus devaneos con mujeres a las que va uniendo su vida, después de repudiar a la legítima Ingoberta.
Poco después de año 540, Childeberto sitió Zaragoza mientras estaba en guerra con el Reino visigodo en España. Los habitantes del lugar se habían puesto bajo la protección de San Vicente Mártir. Cuando Childeberto se enteró de esto, perdonó a la ciudad, y como muestra de gratitud, el obispo le obsequió la estola del santo. Cuando regresó a París, el rey ordenó construir un templo en los suburbios en honor del mártir, para guardar ahí la reliquia. El templo fue terminado en el año 558, siendo consagrado a San Vicente por el Obispo Germán, el 23 de diciembre de dicho año. Ese mismo día, Childeberto falleció. Cerca de éste templo se construyó un monasterio. Sus abades tenían jurisdicción espiritual y temporal en área de Saint-Germain hasta aproximadamente el año 1670. El templo fue frecuentemente saqueado e incendiado por los Normandos en el siglo IX. Fue reconstruido en 1014 y consagrado por el papa Alejandro III en 1163.
Childeberto I fue sucedido en el trono por Clotario I, quien tuvo un corto reinado. A su muerte ocurrida en el año 561, la monarquía se dividió entre sus cuatro hijos, siendo Cariberto nombrado rey de París. Cariberto era una persona viciosa y despiadada, y el Obispo Germán se vio obligado a excomulgarlo en 568 por su inmoralidad. Cariberto falleció en 570. El Obispo se encontró con grandes dificultades debido a que en ese tiempo los hermanos de Cariberto se disputaban sus propiedades. Trabajó para establecer la paz, pero con poco éxito. Sigeberto y Chilperico, instigados por sus respectivas esposas, Brunegilda y Fredegunda, se enfrascaron en una guerra intestina, y al ser vencido Chilperico, París cayó en las manos de Sigeberto. Germán escribió entonces una carta a Brunegilda (carta que a la fecha se conserva) pidiéndole que usara su influencia para prevenir más guerras. Sin embargo, Sigeberto era obstinado y, a pesar de la advertencia del Obispo, se preparó para atacar a Chilperico en Tournai, donde se había escondido, pero Fredegunda lo mandó asesinar en el camino a Vitry en 575.
Germán mismo falleció el 28 de mayo del año siguiente (576), antes de que se restableciera la paz. Sus restos fueron sepultados en la capilla de San Symphorien en el vestíbulo del templo de San Vicente, pero en 754, con motivo de su canonización por el Papa Esteban II, sus reliquias fueron reubicadas en el edificio principal del templo, en presencia de Pipino el Breve y de su hijo Carlomagno, que entonces era un niño de siete años. Desde ese momento, el templo se convirtió en la Abadía de Saint-Germain-des-Prés. Hoy reposan allí mismo y se veneran en una urna de plata que mandó hacer a los orfebres el abad Guillermo, en el año 1408.