Santos Cosme y Damián, 26-9-2013.
Eran hermanos gemelos y nacieron en Arabia, en el siglo tercero, aunque vivían en Egeas, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia y también ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria).
Se dedicaron a la medicina y llegaron a ser muy afamados médicos. Pero tenían la especialidad de que a los pobres no les cobraban la consulta ni l... os remedios (eran ἀνάργ ;υροι, "anárgiros" o enemigos del dinero). Lo único que les pedía era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su evangelio.
Las gentes los querían muchísimo y en muchos pueblos eran considerados como unos verdaderos benefactores de los pobres. Y ellos aprovechaban su gran popularidad para ir extendiendo la religión de Jesucristo por todos los sitios donde llegaban.
Uno de sus hechos más conocidos fue el trasplante de una pierna a un enfermo, la pierna de un criado negro muerto poco antes.
Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó muchísimo porque estos dos hermanos propagaban la religión de Jesús. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, con beneplácito del emperador Diocleciano, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza, y así derramaron su sangre por proclamar su amor al Divino Salvador. Era en torno al año 300.
Y sucedió entonces que junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, Cosme y Damián, empezaron a obrarse maravillosos curaciones. El emperador Justiniano de Constantinopla, en una gravísima enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente. Con sus ministros se fue personalmente a la tumba de los dos santos a darles las gracias.
San Gregorio de Tours, en su libro De gloria martyrium, escribe: "Los dos hermanos gemelos Cosme y Damián, médicos de profesión, después que se hicieron cristianos, espantaban las enfermedades por el solo mérito de sus virtudes y la intervención de sus oraciones... Coronados tras diversos martirios, se juntaron en el cielo y hacen a favor de sus compatriotas numerosos milagros. Porque, si algún enfermo acude lleno de fe a orar sobre su tumba, al momento obtiene curación. Muchos refieren también que estos Santos se aparecen en sueños a los enfermos indicándoles lo que deben hacer, y luego que lo ejecutan, se encuentran curados. Sobre esto yo he oído referir muchas cosas que sería demasiado largo de contar, estimando que con lo dicho es suficiente".
Posteriormente quedaron sepultados en Cirrhus (Ciro), Siria, ciudad ésta que llegó a ser el centro principal de su culto, donde se erigió asimismo una basílica en su honor.
Más tarde, su culto pasó a Roma y, después, se propagó por toda la Iglesia. Capillas, iglesias y otros recintos religiosos dedicados a los patrones de la cirugía se encuentran repartidos por todo el orbe cristiano.
Se habla de milagros y curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte y entre las personas distinguidas que atribuyeron su curación a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I.
A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor de los mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y Damián en el Foro Romano fue dedicada posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.
La espada de la que la tradición aseguraba ser la que intervino en la decapitación de los mártires, conocida como Espada de San Cosme y San Damián o Espada de Essen, fue originalmente un regalo al rey Otón III, en torno al año 914 d. C., y hoy se encuentra expuesta, dentro de su funda recamada de oro, en la cámara del tesoro de la catedral de Essen en Alemania. A finales del siglo XV aparecen en la ciudad las primeras manifestaciones documentadas del fervor religioso que el objeto despertaba, atribuido a la inscripción que rezaba en ella: Gladius cum quo decollati fuerunt nostri patroni (“La espada con la que nuestros patronos fueron decapitados“), así como a los ornamentos y figuras del gótico tardío que mostraba la banda que ciñe la vaina. La Relación de Reliquias de Essen, del 12 de julio de 1626, registra la espada con el número 55 como Gladius sanctorum Cosmae et Damiani. Como reliquia, fue llevada ceremonialmente en numerosas procesiones de aquella época.
La religiosidad que despierta la reliquia en la ciudad de Essen ha sido tal que, pese a la Reforma y los cambios políticos, la espada mantuvo hasta hoy su figura en el escudo de la ciudad, al menos desde el año 1473, año de la primera constancia documental de su presencia en él.
El más célebre de los santuarios orientales dedicado a ellos era el de Egea, en Cilicia. En Constantinopla levantaron dos grandes templos en honor de estos dos famosos mártires.
Estos santos, que a lo largo del siglo V y VI habían conquistado el Oriente, penetraron también triunfalmente en Occidente. Ya hemos referido el testimonio de San Gregorio de Tours. Tenemos testimonios de su culto en Cagliari (Cerdeña), promovido por San Fulgencio, fugitivo de los bárbaros. En Ravena hay mosaicos suyos del siglo VI y VII.
Mas donde gozaron de una popularidad excepcional fue en la propia Roma, llegando a tener dedicadas más de diez iglesias. El papa Símaco (498-514) les consagró un oratorio en el Esquilino, que posteriormente se convirtió en abadía. San Félix IV, hacía el año 527, transformó para uso eclesiástico dos célebres edificios antiguos, la basílica de Rómulo y el templum sacrum Urbis, con el archivo civil a ellos anejo, situados en la vía Sacra, en el Foro, dedicándoselo a los dos médicos.
Se les representa con la palma, símbolo del martirio y con instrumental médico.
Cosme y Damián (junto con San Lucas) son los patronos de los médicos católicos y además son patronos de los niños, los cirujanos, farmacéuticos, dentistas y trabajadores de los balnearios.
Eran hermanos gemelos y nacieron en Arabia, en el siglo tercero, aunque vivían en Egeas, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia y también ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria).
Se dedicaron a la medicina y llegaron a ser muy afamados médicos. Pero tenían la especialidad de que a los pobres no les cobraban la consulta ni l... os remedios (eran ἀνάργ ;υροι, "anárgiros" o enemigos del dinero). Lo único que les pedía era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su evangelio.
Las gentes los querían muchísimo y en muchos pueblos eran considerados como unos verdaderos benefactores de los pobres. Y ellos aprovechaban su gran popularidad para ir extendiendo la religión de Jesucristo por todos los sitios donde llegaban.
Uno de sus hechos más conocidos fue el trasplante de una pierna a un enfermo, la pierna de un criado negro muerto poco antes.
Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó muchísimo porque estos dos hermanos propagaban la religión de Jesús. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, con beneplácito del emperador Diocleciano, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza, y así derramaron su sangre por proclamar su amor al Divino Salvador. Era en torno al año 300.
Y sucedió entonces que junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, Cosme y Damián, empezaron a obrarse maravillosos curaciones. El emperador Justiniano de Constantinopla, en una gravísima enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente. Con sus ministros se fue personalmente a la tumba de los dos santos a darles las gracias.
San Gregorio de Tours, en su libro De gloria martyrium, escribe: "Los dos hermanos gemelos Cosme y Damián, médicos de profesión, después que se hicieron cristianos, espantaban las enfermedades por el solo mérito de sus virtudes y la intervención de sus oraciones... Coronados tras diversos martirios, se juntaron en el cielo y hacen a favor de sus compatriotas numerosos milagros. Porque, si algún enfermo acude lleno de fe a orar sobre su tumba, al momento obtiene curación. Muchos refieren también que estos Santos se aparecen en sueños a los enfermos indicándoles lo que deben hacer, y luego que lo ejecutan, se encuentran curados. Sobre esto yo he oído referir muchas cosas que sería demasiado largo de contar, estimando que con lo dicho es suficiente".
Posteriormente quedaron sepultados en Cirrhus (Ciro), Siria, ciudad ésta que llegó a ser el centro principal de su culto, donde se erigió asimismo una basílica en su honor.
Más tarde, su culto pasó a Roma y, después, se propagó por toda la Iglesia. Capillas, iglesias y otros recintos religiosos dedicados a los patrones de la cirugía se encuentran repartidos por todo el orbe cristiano.
Se habla de milagros y curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte y entre las personas distinguidas que atribuyeron su curación a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I.
A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor de los mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y Damián en el Foro Romano fue dedicada posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.
La espada de la que la tradición aseguraba ser la que intervino en la decapitación de los mártires, conocida como Espada de San Cosme y San Damián o Espada de Essen, fue originalmente un regalo al rey Otón III, en torno al año 914 d. C., y hoy se encuentra expuesta, dentro de su funda recamada de oro, en la cámara del tesoro de la catedral de Essen en Alemania. A finales del siglo XV aparecen en la ciudad las primeras manifestaciones documentadas del fervor religioso que el objeto despertaba, atribuido a la inscripción que rezaba en ella: Gladius cum quo decollati fuerunt nostri patroni (“La espada con la que nuestros patronos fueron decapitados“), así como a los ornamentos y figuras del gótico tardío que mostraba la banda que ciñe la vaina. La Relación de Reliquias de Essen, del 12 de julio de 1626, registra la espada con el número 55 como Gladius sanctorum Cosmae et Damiani. Como reliquia, fue llevada ceremonialmente en numerosas procesiones de aquella época.
La religiosidad que despierta la reliquia en la ciudad de Essen ha sido tal que, pese a la Reforma y los cambios políticos, la espada mantuvo hasta hoy su figura en el escudo de la ciudad, al menos desde el año 1473, año de la primera constancia documental de su presencia en él.
El más célebre de los santuarios orientales dedicado a ellos era el de Egea, en Cilicia. En Constantinopla levantaron dos grandes templos en honor de estos dos famosos mártires.
Estos santos, que a lo largo del siglo V y VI habían conquistado el Oriente, penetraron también triunfalmente en Occidente. Ya hemos referido el testimonio de San Gregorio de Tours. Tenemos testimonios de su culto en Cagliari (Cerdeña), promovido por San Fulgencio, fugitivo de los bárbaros. En Ravena hay mosaicos suyos del siglo VI y VII.
Mas donde gozaron de una popularidad excepcional fue en la propia Roma, llegando a tener dedicadas más de diez iglesias. El papa Símaco (498-514) les consagró un oratorio en el Esquilino, que posteriormente se convirtió en abadía. San Félix IV, hacía el año 527, transformó para uso eclesiástico dos célebres edificios antiguos, la basílica de Rómulo y el templum sacrum Urbis, con el archivo civil a ellos anejo, situados en la vía Sacra, en el Foro, dedicándoselo a los dos médicos.
Se les representa con la palma, símbolo del martirio y con instrumental médico.
Cosme y Damián (junto con San Lucas) son los patronos de los médicos católicos y además son patronos de los niños, los cirujanos, farmacéuticos, dentistas y trabajadores de los balnearios.