4-OCAÑA (AWKANYYA). TOLEDO
Ocaña, en árabe Awkanyya y fue un importante Islam de la época musulmana durante los siglos IX y XI y formo parte de la Cora de Santavería siendo actualmente un municipio de la provincia de Toledo (Tulaytula) perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla- La Mancha.
El término “Ocaña” tiene una base celtibérica por el vocablo “olca” que significa “campo fértil o vega” con la evolución a la palabra “Olcania” u “Ocania” o definitivamente Ocaña.
Otros historiadores como Nieto Ballester afirman que Ocaña es un término prerromano, de origen indoeuropeo pero no celta.
Y finalmente Menéndez Pidal cita el nombre de Ocaña para apoyar su tesis de origen ligur en la península ibérica.
Su origen es prehistórico pues se han encontrado restos del período Paleolítico Medio Superior por los yacimientos investigados en esta zona. Algunos estudiosos de la historia la relacionan con la antigua villa Vicus Cuminarius romana. El último enclave habitado en esta zona desde la antigüedad hasta la época islámica fue el enclave de Aurelia, la actual Oreja en Ontigola. El origen de la población se encontraba en un asentamiento fortificado con este nombre y dominando un barranco en el borde norte de la comarca geográfica La Mesa que lleva su nombre. Esta población formaba parte del lote que el Emir de Sevilla Ebn Abed doto a su hija Zaida en 1082 cuando le dio en matrimonio a Alfonso VI rey de Castilla y León.
Algo más tarde se conquistó Oreja a los almorávides debido a que su emplazamiento y a la escasez de recursos esta la población entró en decadencia.
Su población primeramente apoyó el Fuero de Oreja y en 1156 Alfonso VII le concede un Fuero. Posteriormente en 1173 la villa de Ocaña pasaría a ser de la propiedad de D. Tello Pérez y a su pariente Pedro Gutiérrez, ambos magnates de la Tierra de Campos. Es a estos personajes a los que se les debe la repoblación. Poco después en 1177 Tello Pérez dona a la Orden de Calatrava la cuarta parte de Ocaña.
Sería a fínales del siglo XII cuando pasa al dominio de la Orden de Santiago cuando la densidad demográfica de la población llegaría al máximo esplendor pasando a ser una importante Encomienda que alcanzaba desde la villa a Zorita y a Ucles.
En este lugar se convocaron y celebraron las Cortes celebradas por Juan II de Castilla y su hijo Enrique IV en los años 1422,1468 y 1469 respectivamente.
Enrique IV fue donde encontró a los caballeros Gonzalo Chacón y Diego González de Cárdenas, este último Comendador de Santiago a sus mejores valedores. Más tarde cuando Isabel I es nombrada reina de Castilla fue cuando ambos gozaron de una gran influencia en la Corte.
En el año 1499 los Reyes Católicos juraron a su nieto Miguel en la desaparecida Iglesia de San Pedro.
Este municipio acogió a Dª Juana I de Castilla y a su esposo Felipe El Hermoso y a su nieto Felipe, siendo un lugar cotidiano para este es su infancia.
En el año 1710 durante la Guerra de Sucesión española se produjo un hecho de armas pues D. José Vallejo al frente de una partida de tropas castellanas sorprendió en esta villa a un regimiento portugués.
Durante la Guerra de la Independencia se dio en este lugar la batalla de Ocaña, donde las tropas del general Areizaga fue derrotado al frente por las tropas francesas mandadas por el Mariscal Soult, dejando al ejército francés el paso libre hacia La Mancha.
A mediados del siglo XIX la villa tenía 1.000 casas y el presupuesto municipal ascendía a 68.000 reales.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Ocaña, dentro de la provincia de Toledo.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Teruel es ocupada por el bando nacional pero posteriormente por el bando republicano...
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Durante la Guerra Civil española (1936-1939) se convertiría en la capital de la República de la provincia de Toledo porque la mayor parte de la provincia había quedado en la zona republicana a excepción de la ciudad de Toledo.
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Ocaña, en árabe Awkanyya y fue un importante Islam de la época musulmana durante los siglos IX y XI y formo parte de la Cora de Santavería siendo actualmente un municipio de la provincia de Toledo (Tulaytula) perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla- La Mancha.
El término “Ocaña” tiene una base celtibérica por el vocablo “olca” que significa “campo fértil o vega” con la evolución a la palabra “Olcania” u “Ocania” o definitivamente Ocaña.
Otros historiadores como Nieto Ballester afirman que Ocaña es un término prerromano, de origen indoeuropeo pero no celta.
Y finalmente Menéndez Pidal cita el nombre de Ocaña para apoyar su tesis de origen ligur en la península ibérica.
Su origen es prehistórico pues se han encontrado restos del período Paleolítico Medio Superior por los yacimientos investigados en esta zona. Algunos estudiosos de la historia la relacionan con la antigua villa Vicus Cuminarius romana. El último enclave habitado en esta zona desde la antigüedad hasta la época islámica fue el enclave de Aurelia, la actual Oreja en Ontigola. El origen de la población se encontraba en un asentamiento fortificado con este nombre y dominando un barranco en el borde norte de la comarca geográfica La Mesa que lleva su nombre. Esta población formaba parte del lote que el Emir de Sevilla Ebn Abed doto a su hija Zaida en 1082 cuando le dio en matrimonio a Alfonso VI rey de Castilla y León.
Algo más tarde se conquistó Oreja a los almorávides debido a que su emplazamiento y a la escasez de recursos esta la población entró en decadencia.
Su población primeramente apoyó el Fuero de Oreja y en 1156 Alfonso VII le concede un Fuero. Posteriormente en 1173 la villa de Ocaña pasaría a ser de la propiedad de D. Tello Pérez y a su pariente Pedro Gutiérrez, ambos magnates de la Tierra de Campos. Es a estos personajes a los que se les debe la repoblación. Poco después en 1177 Tello Pérez dona a la Orden de Calatrava la cuarta parte de Ocaña.
Sería a fínales del siglo XII cuando pasa al dominio de la Orden de Santiago cuando la densidad demográfica de la población llegaría al máximo esplendor pasando a ser una importante Encomienda que alcanzaba desde la villa a Zorita y a Ucles.
En este lugar se convocaron y celebraron las Cortes celebradas por Juan II de Castilla y su hijo Enrique IV en los años 1422,1468 y 1469 respectivamente.
Enrique IV fue donde encontró a los caballeros Gonzalo Chacón y Diego González de Cárdenas, este último Comendador de Santiago a sus mejores valedores. Más tarde cuando Isabel I es nombrada reina de Castilla fue cuando ambos gozaron de una gran influencia en la Corte.
En el año 1499 los Reyes Católicos juraron a su nieto Miguel en la desaparecida Iglesia de San Pedro.
Este municipio acogió a Dª Juana I de Castilla y a su esposo Felipe El Hermoso y a su nieto Felipe, siendo un lugar cotidiano para este es su infancia.
En el año 1710 durante la Guerra de Sucesión española se produjo un hecho de armas pues D. José Vallejo al frente de una partida de tropas castellanas sorprendió en esta villa a un regimiento portugués.
Durante la Guerra de la Independencia se dio en este lugar la batalla de Ocaña, donde las tropas del general Areizaga fue derrotado al frente por las tropas francesas mandadas por el Mariscal Soult, dejando al ejército francés el paso libre hacia La Mancha.
A mediados del siglo XIX la villa tenía 1.000 casas y el presupuesto municipal ascendía a 68.000 reales.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Ocaña, dentro de la provincia de Toledo.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Teruel es ocupada por el bando nacional pero posteriormente por el bando republicano...
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Durante la Guerra Civil española (1936-1939) se convertiría en la capital de la República de la provincia de Toledo porque la mayor parte de la provincia había quedado en la zona republicana a excepción de la ciudad de Toledo.
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.