Menudo lío ha formado el fascistón este, y luego se extraña que se le califique de monstruo (como el dice) a el que defiende el fascismo. Es como si al que hace pasteles le llamamos pastelero. Amén de sus palabras está visto que hay personas que no merecen la más mínima atención, porque dentro de cada ideal hay algo noble que cada uno intentamos defender, pero dentro del fascismo no hay más que vacío y eco. Este elemento si que no ha visto el tren.