Estoy cerca de los cincuenta. Solo contaba con cuatro años aproximadamente pero aún recuerdo aquella especial sensación:
Acompañaba a mi madre, que bajaba al
río a lavar en aquellas limpias
aguas, cuando desde mas arriba avistamos aquel idílico
paisaje: alfombrado de una gran pradera, salpicada ésta de todos los
colores debido a las ropas que las "torconeras" tendian sobre ella. Acompañado el espectaculo, de la
música natural de las chorreras del Arroyo, el croar de las ranas, el graznido de algúnos
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