Lo mejor de todo, es que el azulejo para grabar el nombre, le trajo el cura. Parece que este sacerdote le gusta jugar a político, si es así, que se presente a las elecciones como hacen otros. Lo más sorprendente es como el cura no tomo partido para que el
Ayuntamiento pusiese la calefacción en la
Iglesia, cuestión que estaba obligado por contrato, pero si ha tomado partido con el Ayuntamiento.
Mientras el tal Mateillo, intenta el último golpe de desesperación haciendo el paripé, para tapar el absoluto
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