En
fotografía se denomina la hora azul a los instantes posteriores al ocaso, la realidad se tiñe de un tono azulado que hace que las cosas adquieran una personalidad completamente distinta.
Evocan tristeza, magia, misterio, melancolía, etc.
Toledo, no podía ser menos ante esta fuerza de la
Naturaleza y nos presenta su cara más íntima.