Es un
retablo gótico florido, una de las últimas manifestaciones de este
arte que desaparecía para dar paso al Renacimiento. Fue encargado por el cardenal Cisneros; la obra se inició en 1497 y terminó en 1504. Entre los arquitectos, pintores y escultores que intervinieron en esta obra maestra colectiva, estuvieron: Enrique Egas y Pedro Gumiel (diseño); Francisco de Amberes y Juan de Borgoña (estofado y policromía); Rodrigo Alemán, Felipe Vigarny, Diego Copín de Holanda y Sebastián de Almonacid (imaginería); y Petit Juan o Peti Joan (entallado y filigranas).
El retablo cuenta con una importante estatuaria y con una magnífica y delicada filigrana de pilarcillos, agujas, doseletes, chambranas, todo obra de Petit Juan. Consta de sotobanco y predela; cinco
calles, la del centro más ancha, más otras dos estrechas en los lados y cinco pisos cuya línea de separación no es horizontal sino escalonada. Los temas de la
calle central de abajo a arriba son: Figura sedente de la
Virgen con el Niño chapada en plata (en la predela). Sobre ella está el sagrario, una custodia
gótica tallada en madera. Encima el tema de la Natividad y más arriba la Ascensión. Culmina con un
monumental Calvario. En las otras calles se distribuyen los temas de la vida y pasión de Jesús.