VILLANUEVA DE ALCARDETE: AQUELLA CASA DE CAMPO DE LA PROVINCIA TOLEDO...

AQUELLA CASA DE CAMPO DE LA PROVINCIA TOLEDO
Aquel triste día del mes de febrero de 1955, a el labrador de esta historia, se le complico la vida, estando podando sus viñas, con la ayuda de sus dos hijas, de edades muy pequeñas, ya que ninguna de las dos pasaban de los once años, el hombre quería terminar el tajo que tenia para esa tarde, y al regresar a su casa de campo, ya se le había pasado el tiempo de la luz solar, y llegaron sin apenas visibilidad, aunque los problemas le llegaron al intentar entrar en su domicilio, que se encontraba en pleno campo, sin tener ninguna otra viviendas cerca, donde poder acudir en caso de una urgencia, en dicha casa de temporada, tenia animales de su propiedad, que parece que le gastaron una mala jugada, al intentar entrar en su casa, se encontró, con los cerrojos echados de la puerta de entrada, y aunque intento por la fuerza abrir, fue imposible, entonces pensó, arrimar el carro de yugo, hasta la puerta de entrada, y subir hasta la ventana que se encontraba en la parte superior de la casa, cosa que realizo sin muchos problemas, luego subiendo sobre la telera del carro que la uso como escalera, intento entrar por aquella pequeña ventana, pero su estrechez era mínima, no podía entrar por ella, y en la más intensa oscuridad, se encontraba imposibilitado para poder salir o entrar en su propia casa, las dos hijas se sentían sin fuerza alguna para ayudarle, y el hombre actuando como si fuera una lija, se movía tratando de poder pasar a su vivienda como fuera posible, las dos niñas, empezaron a sentir miedo, las ramas de los árboles se movían con el viento, el ruido que su padre producía con su traje de pana negra, sobre la pared de la ventana, las hacía sentirse indefensas y acumulando el frío de aquel invierno duro, las niñas llorando y pidiendo a su dios ayuda, después de pasar como una hora el padre, consiguió por fin entrar, y después abrir por dentro la casa, las niñas aterrorizadas, se pusieron al calor de la lumbre, que su padre las había encendido, con la leña de sarmientos de aquellas viñas, para calmar sus nervios, y quitarse el frío de encima, ya que sus manos y caras parecían heladas, cosa que no duro demasiado, ya que al rato de entrar en calor, un golpe fuerte y seco, se dejó oír en la puerta, el padre sin dudarlo se acerco y desde dentro pregunto, “quien anda ahí”, pero nadie daba respuesta, las mulas y ovejas que se encontraban dentro de aquella casa de campo, parecían estar alteradas, era como si presagiaran algo terrible, el padre con sigilo miro por las ventanas enrejadas, sin poder ver a nadie, el silencio de nuevo se rompió con un alarido como de lobos hambrientos, que después arañaban la puerta, que esta vez si habían cerrado las hijas, el padre agarro una hoz que tenia colgada en el comedor dormitorio, para sentirse más seguro, y sin dejar de observar el panorama tras las rendijas de las ventanas, trataba de escuchar de donde procedían dichos ruidos, aquella noche, ni sus hijas ni el padre pudieron dormir, sobre sus sacos de paja, los ruidos y los silbidos eran permanentes. de vez en cuando los golpes se acentuaban sobre la puerta de entrada, El padre para que sus hijas pudieran entrar en calor, no dejaba de echar leña a la cocina, para que aquella casa estuviera caliente, y sus hijas por lo menos el miedo terrorífico le pudieran llevar mejor, Fue una noche negra y maldita, y al llegar el amanecer, y poder ver desde dentro de la casa, que no había nadie en su entorno, pudieron volver a sus faenas agrícolas. G X Cantalapiedra.