VILLANUEVA DE ALCARDETE: CASTELLANOS EN LA GALICIA PROFUNDA...

CASTELLANOS EN LA GALICIA PROFUNDA
Corrían los años dos mil y pico, y aquel matrimonio de jubilados de Castilla, decidió visitar la Galicia profunda, con sus rías y montañas, además de playas y lugares como monasterios y ermitas, todo parecía normal, hasta que el matrimonio en una de sus travesuras, se decidió, el comprar una vivienda en la localidad de Miño, cerca del Concello de Puentedeume, un lugar entre montes y un flamante campo de Gol, donde a diario se veía venir cantidad de personas a jugar en sus hoyos, Todo parecía normal, aquel matrimonio de jubilados, entendían bastante bien el idioma gallego, y sin grandes problemas visitaban su iglesia parroquial, y sus cafeterías y lugares de compra y de recreo, hasta que un viernes del mes de julio, se vieron obligados a acudir al médico de urgencia, llamando al teléfono del 112, donde enseguida les comunicaron, su lugar de atención, era el Concello de Betanzos. Aquella noche sobre las once salieron de su domicilio, y en su automóvil no tardaron ni media hora en llegar hasta el centro de urgencia de Betanzos, y eso que estaba en la orilla contraria a su domicilio, y encima apenas tenía señalización, pero el destino es a veces un misterio, ya que en unos pocos minutos, la señora era reconocida y se la daba su diagnostico, que enseguida les dio pie para su retorno, por unas calles estrechas y con grandes cristaleras donde sus marcos de madera, parecían tener bastantes años. Parece ser que Betanzos tiene su historia y sus puentes, ya que aquella noche tuvieron que cruzarlos. Una vez en la carretera, con dirección a Puentedeume, empezaron a sentir frío, y en su lejanía, una claridad inmensa, los montes gallegos, parecían resplandecer sin tener oscuridad, Los campos en la lejanía se divisaban sin ningún esfuerzo, era un misterio de aquella noche de meigas, donde los pocos automóviles que circulaban, parecían tener prisa por llegar a su destino, en ninguna dirección se divisaba la famosa brisa de las Rías Altas, el marido sentía miedo ante tal fenómeno de la naturaleza, en su Castilla jamás habían vivido dicho espectáculo, pronto abandonaron dicha carretera con dirección a Miño, donde sus calles desiertas, daban la impresión de ser un lugar adormecido, cruzaron todo su central contorno, sin apenas ver a nadie, y llegaron a su playa grande, donde un señor paseaba a dos perros, que no dejaban de ladrar, mirando al cielo. El matrimonio en su coche, se sentía un poco extraño, y la esposa notaba un frío aterrador en su cuerpo, tuvieron que andar circulando como unos cuatro kilómetros desde la Playa hasta su vivienda, donde al apearse del vehículo, el frío en la esposa era terriblemente notado por ella, el cielo seguía teniendo corros con una luminosidad de levantar polémicas, y sin dar lugar a más misterios, se decidieron entrar en su vivienda, donde parece que las meigas les habían abierto sus ventanas de par en par, y algunas luces de la casa se encontraban encendidas, cosa que el marido no le importaba, ya que el sabia que algún día las meigas le visitarían en Galicia, y se ve que esa noche era la cita, un camino hacia la vida sin olvidarse de la muerte, la casa enseguida intentaron que volviera a la normalidad, pero sus cuadros no dejaban de moverse, y su cama tiritaba sin ocuparla, todo era una serie de misterios de los que en Galicia sientes impresiones fatales, y que aquel matrimonio de jubilados, les hizo sentirse inseguros, como en aquel lugar tan bonito, de Las Fragas de Ume, donde los árboles y los dos ríos que bordean el recorrido, les dejara impresionados, sin olvidarse ya nunca de aquel monasterio abandonado, del siglo IX, donde la soledad es un misterio sin resolver. R, FAJARDO.