VILLANUEVA DE ALCARDETE: PEREGRINO POR PROMESA A SANTIAGO DE COMPOSTELA...

PEREGRINO POR PROMESA A SANTIAGO DE COMPOSTELA
Aquel joven de Castilla la Vieja, estaba pasando unos malos momentos, su madre había fallecido, y su padre y él estaban demasiado angustiados, por la falta en su hogar, de aquella mujer que había sido, una buena madre y mejor esposa. Pensó que sería una buena decisión, iniciar alguna promesa, para poder seguir adelante, con su vida de labrador soltero, en aquel pueblo, donde no existían demasiadas distracciones. Sin pensarlo demasiado, decidió hablar con su padre, de hacer un viaje hasta Santiago, para pedirle protección al patrón de España. No tardo mucho tiempo, en hablar con su amigo de toda la vida, para iniciar su andadura, que con solo un poco de ropa, y muy poca comida, iniciaron por las tierras de León, en su automóvil, camino de Compostela, al entrar en la región de Galicia, decidieron aparcar el automóvil, y continuar su camino andando, lo que decidieron para poder cumplir la promesa, que él joven había hecho, para ayudar a su padre y a él mismo, de la falta de su madre, que les diera fuerza para continuar trabajando, y poder seguir en el lugar que la vida les había colocado. Eran duros aquellos momentos, en que la madre se marchó de esta vida, por la maldita enfermedad del cáncer. Los dos jóvenes, sin pensarlo demasiado, siguieron el camino a Santiago, y aunque su fe no era demasiado grande, fueron sabiendo el esfuerzo de muchos peregrinos, que a veces con poca salud, y menos medios, se deciden hacer ese viaje, que para algunas personas es decisivo. Pasaron muchos momentos muy duros, el cansancio y agotamiento, les hacia mella en sus cuerpos, no acostumbrados a caminar sobre senderos, donde apenas quedaba sitio para caminar holgados. Conocieron lugares donde tuvieron que dormir de mala manera, y siempre sin protestar, ni levantar su voz, en aquella tierra, que para ellos era extraña. Su fe a veces dudaba, de que el patrón les hiciera caso, pero los dos jóvenes, pensaban en su localidad, donde las labores agrícolas estaban en ese tiempo paradas, ya que eran las fechas de últimos de agosto, donde la agricultura castellana, está esperando que llueva, para levantar rastrojos, e iniciar la futura sementera. Cada caminata que daban, en sus rostros se reflejaba el camino de Santiago, sus ojos miraban al horizonte de esa tierra gallega, donde el verdor de sus montes y sus campos, les producía envidia. Las nubes de vez en cuando les hacían pensar, en que podrían ser víctimas de cualquier temporal, que sin tardar demasiado, les vino a mojar en ese camino anhelado, donde el peregrino, puede encontrar de todo, pero que ellos dos, no sentían ningún miedo. De vez en cuando hablaron con más peregrinos, y sus conversaciones les daban fuerza, para seguir adelante, sin cavilaciones ni dudas. Por fin pasados unos cuantos días, vieron en la lejanía esa ciudad que les esperaba, su alegría se desbordo al ver las torres de la Catedral,
Las miradas fijas sobre sus torres bonitas, y la ciudad erguida esperando aquellos peregrinos, para darles la bienvenida. Aquel tiempo de llegar ante el Santo Patrón, no les parecía demasiado, subieron las escaleras de la puerta principal, y sin esperar nada de tiempo, pudieron pasar sus manos, sobre los hombros de Santiago Apóstol, pidiéndole la ayuda que tenían en su mente, para poder continuar siendo personas, que tan solo querían ser felices en su tierra, dejando atrás los sufrimientos, de aquella enfermedad, que les había llevado a la desesperación, sin poder ayudar a la persona de este mundo que más había querido. En aquellos momentos una imagen paso por su cerebro, era su madre, que parecía decirle, tienes que ser fuerte, y sí acaso, debes de buscarte una esposa que sea buena compañera, para que puedas tener descendencia, y nuestras fincas y en el pueblo, nunca se vean abandonados. El joven tiritaba sin saber, sí lo que estaba sintiendo era realidad absoluta, solo notó, que unas lagrimas flotaban por sus mejillas, y su amigo le comentaba, “parece que estás llorando”, y él solo pudo decir. “Mi madre me estuvo hablando”. El camino de retorno a su pueblo, fue rápido, pero el consejo de su madre, le llevaría a cambiar de vida, y dar a su padre una nueva ilusión por vivir. Siendo un feliz abuelo.
G X Cantalapiedra.