VILLANUEVA ENTRE CALORES TOLEDANOS
Estos calores fatales
llenos de días calientes,
nunca parecen normales
si se vuelven penitentes.
El sol nos va deslumbrando
con esa fuerza absoluta,
que a su paso va dejando
calores de gesta bruta.
Estas tierras toledanas
de viñedos florecidos,
parecen ser más cristianas
en los veranos vencidos.
Llanuras de Villanueva
donde la vista se pierde,
el calor nunca se frena
ni aun estando el campo verde.
Estos días de verano,
y estas tardes relucientes,
el sudor es inhumano
entre sus gestos ardientes.
Las noches dejan descanso
sobre la sufrida tierra,
el viento deja un remanso
que a veces el frío encierra.
Villanueva de Alcardete
y sus caminos manchegos,
todos tienen el membrete
de calores entre riegos.
Campos llenos de viñedos
con sabores toledanos,
el sol nos deja sus credos
mientras nos quema las manos.
Cuando el sol marca su ritmo
sobre las viñas gozosas,
el campo teme el abismo
de esas tardes horrorosas.
G X Cantalapiedra.
Estos calores fatales
llenos de días calientes,
nunca parecen normales
si se vuelven penitentes.
El sol nos va deslumbrando
con esa fuerza absoluta,
que a su paso va dejando
calores de gesta bruta.
Estas tierras toledanas
de viñedos florecidos,
parecen ser más cristianas
en los veranos vencidos.
Llanuras de Villanueva
donde la vista se pierde,
el calor nunca se frena
ni aun estando el campo verde.
Estos días de verano,
y estas tardes relucientes,
el sudor es inhumano
entre sus gestos ardientes.
Las noches dejan descanso
sobre la sufrida tierra,
el viento deja un remanso
que a veces el frío encierra.
Villanueva de Alcardete
y sus caminos manchegos,
todos tienen el membrete
de calores entre riegos.
Campos llenos de viñedos
con sabores toledanos,
el sol nos deja sus credos
mientras nos quema las manos.
Cuando el sol marca su ritmo
sobre las viñas gozosas,
el campo teme el abismo
de esas tardes horrorosas.
G X Cantalapiedra.