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VILLANUEVA DE ALCARDETE: AÑORANDO EL VIERNES SANTO DE VILLANUEVA DE ALCARDETE....

AÑORANDO EL VIERNES SANTO DE VILLANUEVA DE ALCARDETE.
En aquellos años de mi adolescencia, recuerdo muy bien la Semana Santa en Villanueva. En especial su Viernes Santo, era un día muy señalado, a pesar que era una niña lo recuerdo perfectamente, mis abuelos me enseñaron a respetar las costumbres y tradiciones que allí se vivían, era día de ayuno decían que hasta los pajarillos ayunaban, recuerdo que mi abuela siendo una persona mayor no tomaba nada hasta la hora de la comida, eso sí la comida era abundante y muy especial, que consistía en un potaje, bacalao frito o rebozado, tortilla de patata grandísima, arroz con leche, que en las casas de las personas con poco poder adquisitivo, se le llamaba arroz dulce, así por ser hecho con agua, azúcar y canela, no con leche, pero a pesar de todo nos sabia a gloria, durante el día de Viernes Santo, no nos dejaban ni comer pipas, y por la noche era una cena muy ligerita. En Villanueva era costumbre por entonces rezar el Vía Crucis en el Cementerio, por la mañana, haciendo desde la localidad en cada Cruz una parada, ya que desde la salida de Villanueva, era un cantico en cada Cruz. Había personas que lo sentían a tope, dejando en el recorrido unas huellas imborrables, Recuerdo a una señora llamada Ascensión, vecina de mi abuela y medio pariente nuestra, que lo bordaba de bien que rezaba y cantaba. Ese día parecía que Dios nos sonreía, porque hacía una temperatura muy buena. Por la tarde en la Iglesia se desarrollaban los oficios religiosos, donde acudíamos la mayoría de la gente de Villanueva, eran muy especiales, ya que el respeto y la sencillez de aquellos actos, daban un carácter muy cristiano, Dentro de la localidad se usaban las llamadas Carracas, para anunciar los actos religiosos, ya que las campanas quedaban mudas en dichos días, El Viernes Santo, nada de diversiones ni bares, esa fecha era sagrada, tan solo el recogimiento en la Iglesia o en los hogares. Ahora mismo me encuentro en Alicante, donde el sentido cristiano se vive de distinta manera, hay procesiones que se vuelven espectáculo, y el negocio existe incluso para poder ver algunas de ellas, si es que te quieres sentar, sin embargo en la misma calle, las terrazas están al completo, aunque este casi lloviendo, entre los turistas y españoles que tratan de vivir la Semana Santa, como si fuera época de verano. Tengo que reconocer que hasta en los pueblos y villas de España, han cambiado estas fiestas religiosas, no sé si para bien o para perder nuestras raíces.
Rosario Fajardo Blanco