LAS ALBORADAS MANCHEGAS
Entre los grandes viñedos
y sus muchos olivares,
se notan ciertos enredos
en mil bonitos lugares.
Las alboradas manchegas
tienen brillos naturales,
cuando sus luces despliegan
se divisan muy normales.
Son alboradas brillantes
que ocupan las madrugadas,
esas que dejan instantes
de nubes arrinconadas.
Llanuras que dan pasiones
brillando las alboradas,
tierras que son sensaciones
en sus gentes recordadas.
La Mancha tiene alboradas
donde se pierde la vista,
que hacen grandes madrugadas
sin ser la tierra simplista.
Mirar de lejos La Mancha
cuando llega la alborada,
es notar como te engancha
esa llanura anhelada.
Campos llenos de reflejos
en las frías madrugadas,
sin conocer los complejos
que dan sendas olvidadas.
Entre viñedos floridos
relucen las alboradas,
con sus pámpanos erguidos
que adornan ciertas cañadas.
El sol llega reluciendo
para ocultar la alborada,
en su fuerza vas sintiendo
una estrella explosionada.
G X Cantalapiedra.
Entre los grandes viñedos
y sus muchos olivares,
se notan ciertos enredos
en mil bonitos lugares.
Las alboradas manchegas
tienen brillos naturales,
cuando sus luces despliegan
se divisan muy normales.
Son alboradas brillantes
que ocupan las madrugadas,
esas que dejan instantes
de nubes arrinconadas.
Llanuras que dan pasiones
brillando las alboradas,
tierras que son sensaciones
en sus gentes recordadas.
La Mancha tiene alboradas
donde se pierde la vista,
que hacen grandes madrugadas
sin ser la tierra simplista.
Mirar de lejos La Mancha
cuando llega la alborada,
es notar como te engancha
esa llanura anhelada.
Campos llenos de reflejos
en las frías madrugadas,
sin conocer los complejos
que dan sendas olvidadas.
Entre viñedos floridos
relucen las alboradas,
con sus pámpanos erguidos
que adornan ciertas cañadas.
El sol llega reluciendo
para ocultar la alborada,
en su fuerza vas sintiendo
una estrella explosionada.
G X Cantalapiedra.