DÍA 21 DE JUNIO DEL 2020.
Hoy se bajaron barreras, que pueden romper la calma, de muchas normas y reglas, de lo que son las distancias. Carreteras de salida de ciudades masificadas, que buscan ciertas vacaciones sin temer las madrugadas. Van pensando en tiempos viejos, donde nada les frenaba, y hoy se marcharon corriendo como si tuvieran rabia. Las carreteras dan sustos a muchas gentes honradas, que pensaron que su coche tiene las marchas soñadas. Mascarillas de defensa para parar la espantada, la vida parece tensa y la pandemia olvidada, No vale borrar las huellas de esta peste resabiada, que vino dejando muertes sin avisar para nada. La Mancha que buena tierra, La Mancha siempre te engancha, las vacaciones son lentas, pero siempre bien pasadas. Estamos con viejas normas que no queremos borrarlas, aunque sintamos las penas de las personas marchadas. Que se fueron con la peste y fueron gentes amadas. La pandemia no se acaba, ni sabe donde termina, ella sola tiende amarras entre llanos y colinas. Las carreteras dan vientos a las gentes endiabladas, y a la vez dan sufrimientos en distancias apartadas. La peste no se termina, la pandemia esta alocada. No vale subir colinas ni ver montañas sagradas. Esta epidemia nos marca sus desastres por la tierra, y no detiene su marcha ni sus daños les entierra. No podemos olvidarnos de sus muertes hoy tan serias, mucho menos ir clamando de su guerra sin trincheras. Las carreteras abiertas, las libertades complejas, existen personas muertas que algunas no fueron viejas. El mañana no esta escrito ni las voces son cantadas, de vez en cuando algún grito deja penas enclaustradas. No queremos ver más muertos ni carreteras cerradas, soñamos con mascarillas y guardar siempre distancia, Las carreteras te animan con las horas relajadas, pero sentimos los sustos cuando las mentes se alaban. No vale salir corriendo, no sirven marcar distancias, nadie suele estar atento a sus ruedas desgastadas. El mañana viene preso de un ayer que nos reclama, el virus nos tuvo presos, y casi nos borra el alma, con el futuro queremos poder ver trabajo y calma. ROSARIO FAJARDO BLANCO.
Hoy se bajaron barreras, que pueden romper la calma, de muchas normas y reglas, de lo que son las distancias. Carreteras de salida de ciudades masificadas, que buscan ciertas vacaciones sin temer las madrugadas. Van pensando en tiempos viejos, donde nada les frenaba, y hoy se marcharon corriendo como si tuvieran rabia. Las carreteras dan sustos a muchas gentes honradas, que pensaron que su coche tiene las marchas soñadas. Mascarillas de defensa para parar la espantada, la vida parece tensa y la pandemia olvidada, No vale borrar las huellas de esta peste resabiada, que vino dejando muertes sin avisar para nada. La Mancha que buena tierra, La Mancha siempre te engancha, las vacaciones son lentas, pero siempre bien pasadas. Estamos con viejas normas que no queremos borrarlas, aunque sintamos las penas de las personas marchadas. Que se fueron con la peste y fueron gentes amadas. La pandemia no se acaba, ni sabe donde termina, ella sola tiende amarras entre llanos y colinas. Las carreteras dan vientos a las gentes endiabladas, y a la vez dan sufrimientos en distancias apartadas. La peste no se termina, la pandemia esta alocada. No vale subir colinas ni ver montañas sagradas. Esta epidemia nos marca sus desastres por la tierra, y no detiene su marcha ni sus daños les entierra. No podemos olvidarnos de sus muertes hoy tan serias, mucho menos ir clamando de su guerra sin trincheras. Las carreteras abiertas, las libertades complejas, existen personas muertas que algunas no fueron viejas. El mañana no esta escrito ni las voces son cantadas, de vez en cuando algún grito deja penas enclaustradas. No queremos ver más muertos ni carreteras cerradas, soñamos con mascarillas y guardar siempre distancia, Las carreteras te animan con las horas relajadas, pero sentimos los sustos cuando las mentes se alaban. No vale salir corriendo, no sirven marcar distancias, nadie suele estar atento a sus ruedas desgastadas. El mañana viene preso de un ayer que nos reclama, el virus nos tuvo presos, y casi nos borra el alma, con el futuro queremos poder ver trabajo y calma. ROSARIO FAJARDO BLANCO.