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CUANDO CRUZAMOS LA MANCHA
Las rutas de carretera dejan sueños aparcados, cruzas de forma altanera muchos pueblos olvidados. Cuando pasamos La Mancha, sin poner jamás reparos, mucha memoria se engancha en buscar caminos claros. La Mancha con sus llanuras entre vientos solitarios, te dejan ciertas diabluras de gentes que dan calvarios. Carreteras con llanuras, lugares que rompen calma, ciertos coches con locuras el peligro les aclama. Vamos viendo conductores, que saben guardar distancia, más existen destructores que no te dan confianza. La Mancha como testigo, siempre mantuvo su magia, nadie quiere ver castigo al recordar la nostalgia. Sombras de viejos viñedos, caminos con sus cañadas, donde se viven enredos con sus mentes reservadas. Silencios en sus llanuras, voces que saben quebrarlas, La Mancha tiene dulzuras difícil de imaginarlas. En este otoño marcado donde brilla la constancia, vamos los virus sintiendo que no tienen tolerancia. La pandemia va dejando familias medio arruinadas, mientras seguimos pensando que son horas angustiadas. Nadie se siente profeta en estas fechas nubladas, cada cual busca su meta sin querer puertas cerradas. Vamos cruzando La Mancha, con sus horizontes largos, la vista vuela y se ensancha sin ver momentos amargos. Hay noches que vas pensando en la larga carretera, que ayer pasamos cruzando sus campos de dulce espera. Los pensamientos afloran sobre las grandes llanuras, y los campos se decoran con cosechas de dulzuras. Nombres que siguen activos con sus leyendas a cuestas, sin querer nombrar motivos hoy se ven las diferencias. Cuando se siente la tierra con sus frases tan dichosas, en el corazón se encierra sombras de flores hermosas. El mañana va llegando con sus frenos de pandemia, y le vamos aceptando sin ver en ello comedia. Pasaran estos momentos de las malas vibraciones, olvidando sufrimientos y penosas sensaciones. No perdamos los alientos, ni las buenas intenciones, tan solo los pensamientos nos deben de dar razones. G X Cantalapiedra. 2 – 10 – 2020.
Las rutas de carretera dejan sueños aparcados, cruzas de forma altanera muchos pueblos olvidados. Cuando pasamos La Mancha, sin poner jamás reparos, mucha memoria se engancha en buscar caminos claros. La Mancha con sus llanuras entre vientos solitarios, te dejan ciertas diabluras de gentes que dan calvarios. Carreteras con llanuras, lugares que rompen calma, ciertos coches con locuras el peligro les aclama. Vamos viendo conductores, que saben guardar distancia, más existen destructores que no te dan confianza. La Mancha como testigo, siempre mantuvo su magia, nadie quiere ver castigo al recordar la nostalgia. Sombras de viejos viñedos, caminos con sus cañadas, donde se viven enredos con sus mentes reservadas. Silencios en sus llanuras, voces que saben quebrarlas, La Mancha tiene dulzuras difícil de imaginarlas. En este otoño marcado donde brilla la constancia, vamos los virus sintiendo que no tienen tolerancia. La pandemia va dejando familias medio arruinadas, mientras seguimos pensando que son horas angustiadas. Nadie se siente profeta en estas fechas nubladas, cada cual busca su meta sin querer puertas cerradas. Vamos cruzando La Mancha, con sus horizontes largos, la vista vuela y se ensancha sin ver momentos amargos. Hay noches que vas pensando en la larga carretera, que ayer pasamos cruzando sus campos de dulce espera. Los pensamientos afloran sobre las grandes llanuras, y los campos se decoran con cosechas de dulzuras. Nombres que siguen activos con sus leyendas a cuestas, sin querer nombrar motivos hoy se ven las diferencias. Cuando se siente la tierra con sus frases tan dichosas, en el corazón se encierra sombras de flores hermosas. El mañana va llegando con sus frenos de pandemia, y le vamos aceptando sin ver en ello comedia. Pasaran estos momentos de las malas vibraciones, olvidando sufrimientos y penosas sensaciones. No perdamos los alientos, ni las buenas intenciones, tan solo los pensamientos nos deben de dar razones. G X Cantalapiedra. 2 – 10 – 2020.