LO NORMAL DE HACE CIEN AÑOS
Mis abuelos comentaban, sin explicar los motivos, que las nieves si llegaban nadie marcaba adjetivos. Eran inviernos más duros, cargados con sus nevadas, eran eneros muy crudos con las fechas recordadas. Las mulas nunca salieron a buscar nuevas aradas, ellas solas se metieron en las cuadras bien cuidadas. Los yugos rejas y arados se quedaban en las casas, eran días complicados entre hogueras con sus brasas. Podadores de viñedos con herramientas heladas, supieron buscar enredos en las viñas admiradas. Eran días de penumbras, fueron fechas congeladas, hubo hogares que deslumbran al comentar sus andadas. Animales encerrados todos dentro de sus cuadras, los carros todos marcados por las nieves congeladas. La Mancha sabe de historias de sus gentes admiradas, que sin buscar jamás glorias pasaron duras jornadas. Mis abuelos me decían, “chiquillo no sabes nada”, ellos siempre comprendían que fue tormenta pasada. Escuché con gran cariño sus lecciones ajustadas, mi corazón siendo niño apunte sus andanadas. Inviernos llenos de fríos, con penosas madrugadas, ropa para escalofríos de personas constipadas. Se han pasado muchos años, más hoy vuelven las nevadas, y conocemos sus daños sin ver ruta marginada. Labradores que dejaron sus esfuerzos de trabajo, que los fríos aguantaron sin entender de relajo. Eran fechas muy terribles, fueron lugares marcados, con frases inadmisibles y jornales mal pagados. Noches con muchos lamentos, entre sueños no admirados, era conocer los vientos con la nieve en los tejados. Los podadores manchegos aguantaron los estragos, la nieve dejo sus riegos y a veces los buenos tragos. Fueron inviernos con fríos, eran tiempos desolados, si las nieblas de los ríos dejaron sueños truncados. G X Cantalapiedra.
Mis abuelos comentaban, sin explicar los motivos, que las nieves si llegaban nadie marcaba adjetivos. Eran inviernos más duros, cargados con sus nevadas, eran eneros muy crudos con las fechas recordadas. Las mulas nunca salieron a buscar nuevas aradas, ellas solas se metieron en las cuadras bien cuidadas. Los yugos rejas y arados se quedaban en las casas, eran días complicados entre hogueras con sus brasas. Podadores de viñedos con herramientas heladas, supieron buscar enredos en las viñas admiradas. Eran días de penumbras, fueron fechas congeladas, hubo hogares que deslumbran al comentar sus andadas. Animales encerrados todos dentro de sus cuadras, los carros todos marcados por las nieves congeladas. La Mancha sabe de historias de sus gentes admiradas, que sin buscar jamás glorias pasaron duras jornadas. Mis abuelos me decían, “chiquillo no sabes nada”, ellos siempre comprendían que fue tormenta pasada. Escuché con gran cariño sus lecciones ajustadas, mi corazón siendo niño apunte sus andanadas. Inviernos llenos de fríos, con penosas madrugadas, ropa para escalofríos de personas constipadas. Se han pasado muchos años, más hoy vuelven las nevadas, y conocemos sus daños sin ver ruta marginada. Labradores que dejaron sus esfuerzos de trabajo, que los fríos aguantaron sin entender de relajo. Eran fechas muy terribles, fueron lugares marcados, con frases inadmisibles y jornales mal pagados. Noches con muchos lamentos, entre sueños no admirados, era conocer los vientos con la nieve en los tejados. Los podadores manchegos aguantaron los estragos, la nieve dejo sus riegos y a veces los buenos tragos. Fueron inviernos con fríos, eran tiempos desolados, si las nieblas de los ríos dejaron sueños truncados. G X Cantalapiedra.