LOS DELIRIOS DE ESTA PANDEMIA
Cuando los nervios estallan al perderse la paciencia, parece que suenan trallas sin entender de obediencia. Esta maldita pandemia que deja gente temblando, es terrible su tragedia si te llega castigando. Entre penosos delirios con momentos angustiados, las penas dejan martirios con sus sueños reventados. Delirios de sentimientos que perduran confinados, y comprenden sufrimientos en momentos dislocados. Por los caminos manchegos dicen que vuelan los diablos, sin esperar grandes ruegos se ven pasos endiablados. Estos delirios forzados entre penas marginadas, son caminos enmarcados en las noches mal llegadas. Están las penas volando sin esperar mejorarlas, la pandemia va dejando muchas horas sin cuidarlas. Se pierden las ilusiones, se anulan las esperanzas, temes no ver las razones de otros tiempos de bonanzas. Miras de noche a La Luna, como si fuera encantada, y la salud es fortuna que no quieres ver borrada. La pandemia no perdona ni deja rutas borradas, y mucho menos razona en sus tan serias pisadas. Por las tierras toledanas donde brillan los viñedos, las esperanzas cristianas no quieren cambiar de credos. Mañanas que son dulzuras si revives esperanzas, no abraces las amarguras ni las penosas templanzas. Hay que seguir caminando, buscando larga distancia, los males irán pasando con su cruda intolerancia. Toledanos del trabajo, labradores con labranza, siempre sudando en el tajo sin buscar penosa danza. G X Cantalapiedra. 20 – 1 – 2021.
Cuando los nervios estallan al perderse la paciencia, parece que suenan trallas sin entender de obediencia. Esta maldita pandemia que deja gente temblando, es terrible su tragedia si te llega castigando. Entre penosos delirios con momentos angustiados, las penas dejan martirios con sus sueños reventados. Delirios de sentimientos que perduran confinados, y comprenden sufrimientos en momentos dislocados. Por los caminos manchegos dicen que vuelan los diablos, sin esperar grandes ruegos se ven pasos endiablados. Estos delirios forzados entre penas marginadas, son caminos enmarcados en las noches mal llegadas. Están las penas volando sin esperar mejorarlas, la pandemia va dejando muchas horas sin cuidarlas. Se pierden las ilusiones, se anulan las esperanzas, temes no ver las razones de otros tiempos de bonanzas. Miras de noche a La Luna, como si fuera encantada, y la salud es fortuna que no quieres ver borrada. La pandemia no perdona ni deja rutas borradas, y mucho menos razona en sus tan serias pisadas. Por las tierras toledanas donde brillan los viñedos, las esperanzas cristianas no quieren cambiar de credos. Mañanas que son dulzuras si revives esperanzas, no abraces las amarguras ni las penosas templanzas. Hay que seguir caminando, buscando larga distancia, los males irán pasando con su cruda intolerancia. Toledanos del trabajo, labradores con labranza, siempre sudando en el tajo sin buscar penosa danza. G X Cantalapiedra. 20 – 1 – 2021.