En estas fechas invernales, que vivimos confinados, vamos viendo que
reflejan malos tiempos desgarrados, viendo estas horas tan tensas, por
las que vamos pasando, recuerdo que nunca tuve momentos tan mal
llevados. Era por el mes de marzo que nos vimos confinados y
enfadados, pensamos en Villanueva con sus campos desolados. no podemos
estar libres si vivimos enjaulados, a veces nadie lo escribe ni
comenta sus enfados. Por esos campos que fueron ilusiones de otros
años, corren vientos de pandemia que nos tienen disgustados. He pasado
muchos días viendo distintos relatos, y solo quedan las sombras de ser
posibles estragos, Nadie se siente seguro cuando el viento va pegando,
la pandemia nos margina y nos deja tiritando. Mis pensamientos de niña
son los recuerdos guardados, no puede ser esta peste quien nos
mantenga cerrados. No quiero jaulas preciosas ni esos pisos muy
encantados, estas jornadas tan tristes dejan los pueblos temblando.
Esperemos que la vida no quiera vernos marginados, y la pandemia se
marche sin querer hacer más daños. Sin poder ir al colegio, están los
centros cerrados, la pandemia quiere ver reflejos que pueden ser malos
daños. Tengo recuerdos de niña, sobre esos campos marchando, estos
días de pandemia asustan si son amargos. pudiendo dejar embargos.
Rosario Fajardo Blanco
reflejan malos tiempos desgarrados, viendo estas horas tan tensas, por
las que vamos pasando, recuerdo que nunca tuve momentos tan mal
llevados. Era por el mes de marzo que nos vimos confinados y
enfadados, pensamos en Villanueva con sus campos desolados. no podemos
estar libres si vivimos enjaulados, a veces nadie lo escribe ni
comenta sus enfados. Por esos campos que fueron ilusiones de otros
años, corren vientos de pandemia que nos tienen disgustados. He pasado
muchos días viendo distintos relatos, y solo quedan las sombras de ser
posibles estragos, Nadie se siente seguro cuando el viento va pegando,
la pandemia nos margina y nos deja tiritando. Mis pensamientos de niña
son los recuerdos guardados, no puede ser esta peste quien nos
mantenga cerrados. No quiero jaulas preciosas ni esos pisos muy
encantados, estas jornadas tan tristes dejan los pueblos temblando.
Esperemos que la vida no quiera vernos marginados, y la pandemia se
marche sin querer hacer más daños. Sin poder ir al colegio, están los
centros cerrados, la pandemia quiere ver reflejos que pueden ser malos
daños. Tengo recuerdos de niña, sobre esos campos marchando, estos
días de pandemia asustan si son amargos. pudiendo dejar embargos.
Rosario Fajardo Blanco