EL CABALLO RELINCHANDO
Aquel burro rebuznaba como si fuera una fiera, y el caballo relinchaba soñando con primavera, Los dos en el campo sufren esta maldita pandemia, que a nadie bueno seducen al ver la horrible tragedia. Los ecos se iban volando cruzando la carretera, el burro sigue pensando que mucho se desespera. La tarde se vuelve triste, el caballo hasta se altera, aunque la gente resiste la pandemia está altanera. En La Mancha algún caballo presume de sus herrajes, mientras el burro y el gallo siempre adoran sus paisajes. Este invierno de penumbras donde se escuchan lamentos, casi nunca te acostumbras a contemplar sufrimientos. El caballo va pensando en no sentir la pandemia, y el burro va caminando con su falsa indiferencia. Cuando nos llegue la noche y el caballo sienta pena, el burro le hará el reproche de caminar por la arena. Los ecos siguen volando aunque la noche sea negra, la vida sigue pasando aunque amenace una fiera. Por los Campos de La Mancha donde el viento nunca pliega, el virus siempre se engancha sin entender que se ruega. Mañana sin ver caballos, los burros buscan quimera, callados están los gallos que no saben de frontera. Caballos que relinchando quieren ver gente a su vera, los burros van rebuznando sin saber de primavera. Ecos de los animales que van perdiendo paciencia, ellos quieren ser normales sin saber lo que es la ciencia. Dejar que suenen sus ecos más allá de las quimeras, nadie debe romper flecos en estas serias esperas. Por la mañana temprano si la claridad despega, que cante el gallo muy ufano sin saber por lo que ruega. El caballo sigue erguido con alfalfa de primera, el burro se ve aburrido solo la paja le espera. La pandemia no se marcha la tenemos a la puerta, dicen que va por La Mancha mientras la gente despierta. G X Cantalapiedra. 30 – 1 – 2021.
Aquel burro rebuznaba como si fuera una fiera, y el caballo relinchaba soñando con primavera, Los dos en el campo sufren esta maldita pandemia, que a nadie bueno seducen al ver la horrible tragedia. Los ecos se iban volando cruzando la carretera, el burro sigue pensando que mucho se desespera. La tarde se vuelve triste, el caballo hasta se altera, aunque la gente resiste la pandemia está altanera. En La Mancha algún caballo presume de sus herrajes, mientras el burro y el gallo siempre adoran sus paisajes. Este invierno de penumbras donde se escuchan lamentos, casi nunca te acostumbras a contemplar sufrimientos. El caballo va pensando en no sentir la pandemia, y el burro va caminando con su falsa indiferencia. Cuando nos llegue la noche y el caballo sienta pena, el burro le hará el reproche de caminar por la arena. Los ecos siguen volando aunque la noche sea negra, la vida sigue pasando aunque amenace una fiera. Por los Campos de La Mancha donde el viento nunca pliega, el virus siempre se engancha sin entender que se ruega. Mañana sin ver caballos, los burros buscan quimera, callados están los gallos que no saben de frontera. Caballos que relinchando quieren ver gente a su vera, los burros van rebuznando sin saber de primavera. Ecos de los animales que van perdiendo paciencia, ellos quieren ser normales sin saber lo que es la ciencia. Dejar que suenen sus ecos más allá de las quimeras, nadie debe romper flecos en estas serias esperas. Por la mañana temprano si la claridad despega, que cante el gallo muy ufano sin saber por lo que ruega. El caballo sigue erguido con alfalfa de primera, el burro se ve aburrido solo la paja le espera. La pandemia no se marcha la tenemos a la puerta, dicen que va por La Mancha mientras la gente despierta. G X Cantalapiedra. 30 – 1 – 2021.