SIN FUTURO POR DELANTE
Eran tiempos delicados para muchos inmigrantes, fueron sueños evocados en ciertos serios instantes. Aquellos años penosos entre viñedos flamantes, hubo tiempos horrorosos con sus fracasos constantes. Aquel manchego pensando en su tierra tan querida, marchó por la vida andando sin hablar de despedida. Pisando muchos caminos en sus eternas jornadas, escuchando buenos trinos con alforjas escarchadas. Andando por mil caminos entre sombras marginadas, bebiendo penosos vinos en sus noches desganadas. Buscando las ilusiones de otras rutas encantadas, fue notando las razones de sus penosas jornadas. El corazón fue marcando muchos y sufridos pasos, no quiso nunca llorando pregonar sobre los rasos. La Mancha de compañera en diferentes trabajos, su sueño de primavera era lograr los destajos. Sin futuro por delante, con la cruz de penitente, siempre mirando adelante sin importarle la gente. Sudando gano jornales en diferentes lugares, teniendo como normales casas que fueron hogares. Aquellos años luchando con su futuro terrible, el salario fue ganando entre brisas admisibles. Para volver a su villa con las alforjas vacías, su gente que era sencilla lloró por él muchos días. Su rostro medio quemado por el sol de mediodía, con su ropa siempre ha lado nunca perdiendo armonía. Noches con encrucijadas cargadas de hipocresía, fueron terribles jornadas sin conocer la alegría. Fueron años de calvarios, con sueldos que mal vivían, sin pagos extraordinarios en las noches se sufrían. Cuando te fallan las fuerzas, cuando todo es agonía, no puedes tener perezas ni soñar con fantasía. Fueron años adelante, nadie público su vida, cualquier humano arrogante, buscó su tierra elegida. Aquellos años de entonces que consiguieron porfía, sacaron frases feroces en completa valentía. Jornaleros de lecciones, que aprendieron cada día, humanos con mil razones que soñaban alegría. Cuando miramos la historia que suelta su melodía, se nos viene a la memoria el soñar un nuevo día. G X Cantalapiedra.
Eran tiempos delicados para muchos inmigrantes, fueron sueños evocados en ciertos serios instantes. Aquellos años penosos entre viñedos flamantes, hubo tiempos horrorosos con sus fracasos constantes. Aquel manchego pensando en su tierra tan querida, marchó por la vida andando sin hablar de despedida. Pisando muchos caminos en sus eternas jornadas, escuchando buenos trinos con alforjas escarchadas. Andando por mil caminos entre sombras marginadas, bebiendo penosos vinos en sus noches desganadas. Buscando las ilusiones de otras rutas encantadas, fue notando las razones de sus penosas jornadas. El corazón fue marcando muchos y sufridos pasos, no quiso nunca llorando pregonar sobre los rasos. La Mancha de compañera en diferentes trabajos, su sueño de primavera era lograr los destajos. Sin futuro por delante, con la cruz de penitente, siempre mirando adelante sin importarle la gente. Sudando gano jornales en diferentes lugares, teniendo como normales casas que fueron hogares. Aquellos años luchando con su futuro terrible, el salario fue ganando entre brisas admisibles. Para volver a su villa con las alforjas vacías, su gente que era sencilla lloró por él muchos días. Su rostro medio quemado por el sol de mediodía, con su ropa siempre ha lado nunca perdiendo armonía. Noches con encrucijadas cargadas de hipocresía, fueron terribles jornadas sin conocer la alegría. Fueron años de calvarios, con sueldos que mal vivían, sin pagos extraordinarios en las noches se sufrían. Cuando te fallan las fuerzas, cuando todo es agonía, no puedes tener perezas ni soñar con fantasía. Fueron años adelante, nadie público su vida, cualquier humano arrogante, buscó su tierra elegida. Aquellos años de entonces que consiguieron porfía, sacaron frases feroces en completa valentía. Jornaleros de lecciones, que aprendieron cada día, humanos con mil razones que soñaban alegría. Cuando miramos la historia que suelta su melodía, se nos viene a la memoria el soñar un nuevo día. G X Cantalapiedra.