CUANDO LOS SUEÑOS SUPERAN LA REALIDAD
Hubo un labrador manchego que pensó ser millonario, sus sueños fueron imanes de su mundo solitario. En sus sueños presentía que la Luna iluminada, le diera la luz del día en la noche más cerrada. Sus pretensiones llegaban sin entender sus razones, las riquezas las buscaba entre grises soluciones. Pisando muchos caminos entre las largas jornadas, confundiendo los molinos con sus casas mal llevadas. Buscaba las claridades más allá de sus ventanas, y no quiso las verdades de las más frías mañanas. Queriendo ser un Quijote que los sueños le acompañan, sin saber lo que es un brote de las locuras que engañan. Aquel labrador manchego en penosas circunstancias, no quiso probar el ruego en fechas estrafalarias. Solo le faltó la lanza y su caballo altanero, pidiendo siempre venganza cuando le falto dinero. Los sueños le confundieron en las llanuras manchegas, ellos solo le ofrecieron las noches que no se pliegan. Sueños que llevó marcados por caminos diferentes, algunos fueron quemados al conocer ciertas gentes. En sus noches soñadoras llenas de grandes lecciones, escucho dar esas horas que te dejan sensaciones. Las mañanas le marcaban sus pasos por las llanuras, y en los llanos encontraba salidas a sus locuras. Sueños que dejan sus huellas cuando la mente se pierde, contemplando a las estrellas que no tiene color verde. Sobre caballos de acero fue caminando perdido, queriendo ser caballero con el motor encendido. Los sueños le fueron dando muchos y malos disgustos, su caminar fue quedando con los más penosos sustos. Los caminos con doncellas pudieran darte prejuicio, las noches suelen ser bellas cuando no pierdes el juicio. Soñar no cuesta dinero me dijeron siendo niño, más todo sueño embustero nunca te dará cariño. Deja los sueños que vuelen sin entender de sus signos, pocas veces ellos quieren ser perfectos adivinos. Los sueños siguen volando sin entender de caminos, por detrás quedan clamando los pájaros con sus trinos. No quieras vivir tus sueños, ni sueñes ser peregrino, los momentos más risueños no conocen adivino. G X Cantalapiedra.
Hubo un labrador manchego que pensó ser millonario, sus sueños fueron imanes de su mundo solitario. En sus sueños presentía que la Luna iluminada, le diera la luz del día en la noche más cerrada. Sus pretensiones llegaban sin entender sus razones, las riquezas las buscaba entre grises soluciones. Pisando muchos caminos entre las largas jornadas, confundiendo los molinos con sus casas mal llevadas. Buscaba las claridades más allá de sus ventanas, y no quiso las verdades de las más frías mañanas. Queriendo ser un Quijote que los sueños le acompañan, sin saber lo que es un brote de las locuras que engañan. Aquel labrador manchego en penosas circunstancias, no quiso probar el ruego en fechas estrafalarias. Solo le faltó la lanza y su caballo altanero, pidiendo siempre venganza cuando le falto dinero. Los sueños le confundieron en las llanuras manchegas, ellos solo le ofrecieron las noches que no se pliegan. Sueños que llevó marcados por caminos diferentes, algunos fueron quemados al conocer ciertas gentes. En sus noches soñadoras llenas de grandes lecciones, escucho dar esas horas que te dejan sensaciones. Las mañanas le marcaban sus pasos por las llanuras, y en los llanos encontraba salidas a sus locuras. Sueños que dejan sus huellas cuando la mente se pierde, contemplando a las estrellas que no tiene color verde. Sobre caballos de acero fue caminando perdido, queriendo ser caballero con el motor encendido. Los sueños le fueron dando muchos y malos disgustos, su caminar fue quedando con los más penosos sustos. Los caminos con doncellas pudieran darte prejuicio, las noches suelen ser bellas cuando no pierdes el juicio. Soñar no cuesta dinero me dijeron siendo niño, más todo sueño embustero nunca te dará cariño. Deja los sueños que vuelen sin entender de sus signos, pocas veces ellos quieren ser perfectos adivinos. Los sueños siguen volando sin entender de caminos, por detrás quedan clamando los pájaros con sus trinos. No quieras vivir tus sueños, ni sueñes ser peregrino, los momentos más risueños no conocen adivino. G X Cantalapiedra.