23 – 4 – 2022.
ESTAS TARDES RENEGADAS
Vamos pasando las tardes, con sus horas renegadas, pisando aceras resbaladas entre nubes destempladas. Hablan del calentamiento con sus fuerzas desvariadas, y notamos ciertos vientos con las lluvias desatadas.
No sé quien tiene razones para culpar a los cielos, ni decir las soluciones que tenemos sin enredos. Me comentaba una amiga de mi querido colegio, estos tiempos desolados todos tienen sus misterios. No sirve rogar rezando, ni caminar por desiertos, ni decir que muchas nubes nos dejan un tiempo inepto. Vamos queriendo saber, y todo lo vemos raro, es tiempo de padecer en este camino amargo. Estas tardes renegadas entre brisas de la sierra, me parecen disparadas para recordar la tierra. Tardes frías empedradas con los dolores a cuestas, las noches vienen calladas sin recordarnos si hay fiestas. Pasamos Semana Santa, entre fríos lluvia y nieve, hay muchos vientos que claman pero que nunca convienen. Tardes de campos manchegos que conocen vientos raros, los cereales buscan riego y los campos sufren hielos. El cambio climático le llaman, que debe ser un mal veneno, los científicos lo aclaman al no verlo nunca bueno.
ROSARIO FAJARDO BLANCO.
ESTAS TARDES RENEGADAS
Vamos pasando las tardes, con sus horas renegadas, pisando aceras resbaladas entre nubes destempladas. Hablan del calentamiento con sus fuerzas desvariadas, y notamos ciertos vientos con las lluvias desatadas.
No sé quien tiene razones para culpar a los cielos, ni decir las soluciones que tenemos sin enredos. Me comentaba una amiga de mi querido colegio, estos tiempos desolados todos tienen sus misterios. No sirve rogar rezando, ni caminar por desiertos, ni decir que muchas nubes nos dejan un tiempo inepto. Vamos queriendo saber, y todo lo vemos raro, es tiempo de padecer en este camino amargo. Estas tardes renegadas entre brisas de la sierra, me parecen disparadas para recordar la tierra. Tardes frías empedradas con los dolores a cuestas, las noches vienen calladas sin recordarnos si hay fiestas. Pasamos Semana Santa, entre fríos lluvia y nieve, hay muchos vientos que claman pero que nunca convienen. Tardes de campos manchegos que conocen vientos raros, los cereales buscan riego y los campos sufren hielos. El cambio climático le llaman, que debe ser un mal veneno, los científicos lo aclaman al no verlo nunca bueno.
ROSARIO FAJARDO BLANCO.