UNA AVENTURA SIN DESTINO
Aquel joven de aquella villa manchega, decidió marcharse sin comentar su motivo, pero en su mente llevaba, esa conclusión del hombre enamorado, que una desilusión le hace cambiar de idea rápidamente, Aquel mes de noviembre de hace años, su amor de entonces era muy grande, y la joven a la que tanto quería, para hacerla su esposa con el tiempo, le defraudo no llevando ella una vida normal y justa. El joven sin comentar nada de lo sucedido, cogió su maleta, y empezó su nueva vida, lejos de La Mancha, el camino era duro, su mente dando vueltas, pero en su interior iba pensando, vale más salir corriendo, que no seguir siendo un hombre sin dignidad, y que alguna persona te llame de todo menos bonito. El mismo se lamentaba de tener que salir de su tierra sin necesidad de ello. No tardó mucho en llegar a la ciudad de Madrid, su medio de vida fue difícil, trabajando día y noche, para abrirse camino con la dignidad que él siempre había soñado. Sin querer saber nada de nadie, incluso de su familia a la que despidió sin muchas explicaciones, pero a su madre la comento antes de irse, me voy, para que nadie me llame alguna palabra de las que nunca te agradan oír. A la madre la llamó alguna vez por teléfono, pero a nadie más, y en su villa comentaron su falta, y aunque a la joven que parecía ser su novia la preguntaron por él, ella solo comentó, no sé nada, ni me interesa esa persona. Algunas personas vecinas si se daban cuenta que algo raro paso entre los dos, y sin preguntar a fondo la vida continuo sin demasiados lamentos, ya que su familia entendió la ausencia al momento, y el joven siguió su marcha sin querer volver a su tierra ni en vacaciones, fue un amor en el olvido para siempre. Dice el poeta en su poesía, “Dejar que pasen los días, con sus penas marginadas, y que las noches más frías no lamentes las andadas. Los recuerdos que te dañan debes dejarlos perdidos, cuando las dudas te empañan no hay caminos elegidos. Las sombras pueden marcarte para el resto de tu vida, y llegaran a embarcarte en cierta penosa herida”. G X Cantalapiedra.
Aquel joven de aquella villa manchega, decidió marcharse sin comentar su motivo, pero en su mente llevaba, esa conclusión del hombre enamorado, que una desilusión le hace cambiar de idea rápidamente, Aquel mes de noviembre de hace años, su amor de entonces era muy grande, y la joven a la que tanto quería, para hacerla su esposa con el tiempo, le defraudo no llevando ella una vida normal y justa. El joven sin comentar nada de lo sucedido, cogió su maleta, y empezó su nueva vida, lejos de La Mancha, el camino era duro, su mente dando vueltas, pero en su interior iba pensando, vale más salir corriendo, que no seguir siendo un hombre sin dignidad, y que alguna persona te llame de todo menos bonito. El mismo se lamentaba de tener que salir de su tierra sin necesidad de ello. No tardó mucho en llegar a la ciudad de Madrid, su medio de vida fue difícil, trabajando día y noche, para abrirse camino con la dignidad que él siempre había soñado. Sin querer saber nada de nadie, incluso de su familia a la que despidió sin muchas explicaciones, pero a su madre la comento antes de irse, me voy, para que nadie me llame alguna palabra de las que nunca te agradan oír. A la madre la llamó alguna vez por teléfono, pero a nadie más, y en su villa comentaron su falta, y aunque a la joven que parecía ser su novia la preguntaron por él, ella solo comentó, no sé nada, ni me interesa esa persona. Algunas personas vecinas si se daban cuenta que algo raro paso entre los dos, y sin preguntar a fondo la vida continuo sin demasiados lamentos, ya que su familia entendió la ausencia al momento, y el joven siguió su marcha sin querer volver a su tierra ni en vacaciones, fue un amor en el olvido para siempre. Dice el poeta en su poesía, “Dejar que pasen los días, con sus penas marginadas, y que las noches más frías no lamentes las andadas. Los recuerdos que te dañan debes dejarlos perdidos, cuando las dudas te empañan no hay caminos elegidos. Las sombras pueden marcarte para el resto de tu vida, y llegaran a embarcarte en cierta penosa herida”. G X Cantalapiedra.