UNA PAGINA DE BURROS POR LA MANCHA
Como testigos del tiempo van los burros caminando, dicen que llegó un Platero que fue contento trotando. Aquel burro Garillanos con los sarmientos encima, tuvo las bonitas manos que aguantaba bien el clima. El Gallardo que gran burro, que preciosas galopadas, envidia le tuvo el Rufio en las frías madrugadas. Burros que marcaron rutas, burreros en sus albardas, con sus fuerzas absolutas conocieron las andadas. Por los caminos manchegos donde se sueña esperanza, los burros marcaron pliegos a la vez de su labranza. Cuantos burros fueron bellos, con orejas agrandadas, fueron los tiempos aquellos muchas sufridas jornadas. Pastores que con sus burros fueron pisando cañadas, no existe tiempos absurdos ni semanas mal llegadas. Vienen hablando de burros, con sus señas y distancia, nadie les llamaba churros si tenían elegancia. Al galope en los caminos, los burros con sus albardas, a veces tuvieron signos de hacer buenas las jornadas. Burros con sus aguaderas, burros con su cabezada, ellos sufrieron esperas en la noche encadenada. Llevar niños a la escuela, los burros no dicen nada, el tiempo pasa que vuela y los burros en la cuadra. El mañana se ve triste, los burros ni rebuznaban, las burrerías existen cuando las guerras amagan. Que alegría por mi calle, va corriendo la burrada, es un precioso detalle ver la preciosa manada. Por los caminos manchegos al llegar las madrugadas, los burros tuvieron pliegos de sus marcadas pisadas. Hoy los burros van mermando, y nos duele su esperanza, a veces quizá pensando añoraremos templanza. Dejar que los burros brinquen, pero sus penas borrarlas, yo sé que las horas tristes nadie quisiera guardarlas. Van rebuznando sin prisa, los burros rompen la estaca, pienso que temen la brisa de alguna curiosa vaca… G X Cantalapiedra.
Como testigos del tiempo van los burros caminando, dicen que llegó un Platero que fue contento trotando. Aquel burro Garillanos con los sarmientos encima, tuvo las bonitas manos que aguantaba bien el clima. El Gallardo que gran burro, que preciosas galopadas, envidia le tuvo el Rufio en las frías madrugadas. Burros que marcaron rutas, burreros en sus albardas, con sus fuerzas absolutas conocieron las andadas. Por los caminos manchegos donde se sueña esperanza, los burros marcaron pliegos a la vez de su labranza. Cuantos burros fueron bellos, con orejas agrandadas, fueron los tiempos aquellos muchas sufridas jornadas. Pastores que con sus burros fueron pisando cañadas, no existe tiempos absurdos ni semanas mal llegadas. Vienen hablando de burros, con sus señas y distancia, nadie les llamaba churros si tenían elegancia. Al galope en los caminos, los burros con sus albardas, a veces tuvieron signos de hacer buenas las jornadas. Burros con sus aguaderas, burros con su cabezada, ellos sufrieron esperas en la noche encadenada. Llevar niños a la escuela, los burros no dicen nada, el tiempo pasa que vuela y los burros en la cuadra. El mañana se ve triste, los burros ni rebuznaban, las burrerías existen cuando las guerras amagan. Que alegría por mi calle, va corriendo la burrada, es un precioso detalle ver la preciosa manada. Por los caminos manchegos al llegar las madrugadas, los burros tuvieron pliegos de sus marcadas pisadas. Hoy los burros van mermando, y nos duele su esperanza, a veces quizá pensando añoraremos templanza. Dejar que los burros brinquen, pero sus penas borrarlas, yo sé que las horas tristes nadie quisiera guardarlas. Van rebuznando sin prisa, los burros rompen la estaca, pienso que temen la brisa de alguna curiosa vaca… G X Cantalapiedra.