DÍA -3 – 6 – 2022:
VIENDO PASAR EL TIEMPO:
Sara, esta recostada en el sillón donde acostumbra a dormitar, después de comer, al despertarse siente que el tiempo ha pasado muy deprisa, está con la mirada perdida, pero algo la hace girar la cabeza, es entonces cuando se fija en el abrigo que cuelga sobre la percha, se acerca, lo toma entre sus manos y siente un olor especial, le recuerda a su juventud, cierra los ojos, para recordar esos días maravillosos al lado de su madre, oye la voz de sus hermanos llamándola ¡Sara se nos hace tarde! La señorita se molestará si llegamos tarde, su madre la da un abrazo, y sale corriendo, cuando llegan al colegio la puerta está cerrada, estos recuerdos la entristecen, se acerca a la ventana para ver jugar a los niños, y piensa bueno ya no hay vuelta atrás, dejé escapar mi oportunidad, cuando Oliver, quería casarse conmigo, por entonces yo era muy joven, mis padres nunca lo hubieran permitido, por el mero hecho de pertenecer a una clase social inferior, nunca más pensé en él amor, quería dedicar mi vida a estudiar para ser médico, y poder ayudar a los demás, una vez conseguido viaje por esos países donde carecen de todo, me instale en una chabola, quería vivir como ellos, pero el exceso de trabajo y la mala alimentación daño mi salud, regresé a casa en muy mal estado, me costó muchísimo recuperarme, cuando estuve recuperada, me dedique a colaborar con el párroco, como era muy mayor le mandaron a un ayudante, el día que me lo presentó me quede muy sorprendida, al principio no lo reconocí, pues estaba muy desmejorado, pero su voz era inconfundible, los dos nos alegramos de volver a vernos, trabajamos juntos por los demás como buenos amigos, él estuvo de misionero muy cerca de donde yo estaba, pero nunca nos vimos. En aquel lugar de misiones. Los últimos años de su vida los pasó en la parroquia donde yo participaba con los ancianos, fue maravilloso estar a su lado, sintiendo un amor platónico.
ROSARIO FAJARDO BLANCO
VIENDO PASAR EL TIEMPO:
Sara, esta recostada en el sillón donde acostumbra a dormitar, después de comer, al despertarse siente que el tiempo ha pasado muy deprisa, está con la mirada perdida, pero algo la hace girar la cabeza, es entonces cuando se fija en el abrigo que cuelga sobre la percha, se acerca, lo toma entre sus manos y siente un olor especial, le recuerda a su juventud, cierra los ojos, para recordar esos días maravillosos al lado de su madre, oye la voz de sus hermanos llamándola ¡Sara se nos hace tarde! La señorita se molestará si llegamos tarde, su madre la da un abrazo, y sale corriendo, cuando llegan al colegio la puerta está cerrada, estos recuerdos la entristecen, se acerca a la ventana para ver jugar a los niños, y piensa bueno ya no hay vuelta atrás, dejé escapar mi oportunidad, cuando Oliver, quería casarse conmigo, por entonces yo era muy joven, mis padres nunca lo hubieran permitido, por el mero hecho de pertenecer a una clase social inferior, nunca más pensé en él amor, quería dedicar mi vida a estudiar para ser médico, y poder ayudar a los demás, una vez conseguido viaje por esos países donde carecen de todo, me instale en una chabola, quería vivir como ellos, pero el exceso de trabajo y la mala alimentación daño mi salud, regresé a casa en muy mal estado, me costó muchísimo recuperarme, cuando estuve recuperada, me dedique a colaborar con el párroco, como era muy mayor le mandaron a un ayudante, el día que me lo presentó me quede muy sorprendida, al principio no lo reconocí, pues estaba muy desmejorado, pero su voz era inconfundible, los dos nos alegramos de volver a vernos, trabajamos juntos por los demás como buenos amigos, él estuvo de misionero muy cerca de donde yo estaba, pero nunca nos vimos. En aquel lugar de misiones. Los últimos años de su vida los pasó en la parroquia donde yo participaba con los ancianos, fue maravilloso estar a su lado, sintiendo un amor platónico.
ROSARIO FAJARDO BLANCO