PAISAJES MANCHEGOS TOLEDANOS
Dicen que llegan los fríos por los caminos manchegos, dejando campos y ríos que piensan en ciertos riegos. El otoño va dejando cepas con hojas marrones, los barbechos esperando sus siembras en condiciones. Estos paisajes manchegos que tienen muchos pintores a veces dudan de ruegos cuando suenan los tractores. En los campos toledanos entre brisas campesinas, reclaman ciertos hermanos esas lluvias tan divinas. Sentir la Mancha en el pecho sin pensar en sus leyendas, es mirar hacia el barbecho y no perder jamás riendas. Ser manchego y toledano reclamando más cultura, es vivir como un humano que no quiere la amargura. Manchegos que son pilares de esos llanos prodigiosos, que viven en los lugares de paisajes armoniosos. Sin reclamar nada raro, ni buscar nuevos caminos, su vida siempre es el claro queriendo vivir sus signos. Hay culturas que florecen sin cambiar nunca el camino, y diabluras que se crecen con su querer hilar fino. Manchego y buen toledano es conocer sus llanuras, y sentirse más humano cuando surgen las diabluras. Viñedos con olivares hacen el campo dichoso, el otoño da lugares dejando sueño dudoso. Son paisajes de La Mancha cargados de luz altiva, que a cualquier humano engancha y por siempre te motiva. No puedes pasar de largo sin comprender sus razones, ni buscar consejo amargo con sus malas sensaciones. No sé qué tiene La Mancha cuando miro sus llanuras, pienso que a veces te engancha sin ver en ello amarguras. G X Cantalapiedra.
Dicen que llegan los fríos por los caminos manchegos, dejando campos y ríos que piensan en ciertos riegos. El otoño va dejando cepas con hojas marrones, los barbechos esperando sus siembras en condiciones. Estos paisajes manchegos que tienen muchos pintores a veces dudan de ruegos cuando suenan los tractores. En los campos toledanos entre brisas campesinas, reclaman ciertos hermanos esas lluvias tan divinas. Sentir la Mancha en el pecho sin pensar en sus leyendas, es mirar hacia el barbecho y no perder jamás riendas. Ser manchego y toledano reclamando más cultura, es vivir como un humano que no quiere la amargura. Manchegos que son pilares de esos llanos prodigiosos, que viven en los lugares de paisajes armoniosos. Sin reclamar nada raro, ni buscar nuevos caminos, su vida siempre es el claro queriendo vivir sus signos. Hay culturas que florecen sin cambiar nunca el camino, y diabluras que se crecen con su querer hilar fino. Manchego y buen toledano es conocer sus llanuras, y sentirse más humano cuando surgen las diabluras. Viñedos con olivares hacen el campo dichoso, el otoño da lugares dejando sueño dudoso. Son paisajes de La Mancha cargados de luz altiva, que a cualquier humano engancha y por siempre te motiva. No puedes pasar de largo sin comprender sus razones, ni buscar consejo amargo con sus malas sensaciones. No sé qué tiene La Mancha cuando miro sus llanuras, pienso que a veces te engancha sin ver en ello amarguras. G X Cantalapiedra.