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30 - 3 – 2023:
QUERIENDO VOLVER A SU TIERRA MANCHEGA
Era un hombre de condiciones cristianas, que, al morírsele su esposa, se encontraba bastante decaído, y llegando estás fechas de Semana Santa, intentaba volver a sus viejas pisadas. Desde Madrid con su coche llegó a circular sobre los caminos o carreteras manchegas, su corazón parecía que de nuevo sentía esa felicidad, de poder ver a sus antiguos amigos y parientes, sin poder olvidar del todo su drama de ser humano, Estando toda la Semana Santa en su pueblo, con aquellas personas que él hacía tiempo que no hablaba con ellas. Sus sentimientos no habían cambiado demasiado, en las procesiones se dejó notar, aquel entorno le venía muy bien, las palabras de ánimo que le daban sus amigos eran bien recibidas, y sin dejar de andar por aquel entorno manchego, se le saltaron las lagrimas varias veces. Su esposa aparecía a su lado como si fuera un testigo permanente, no le hablaba ni le comentaba nada, pero en su imaginación la veía a su lado. Y parece que este hombre la llegó a preguntar algo que nadie presentía, su soledad por aquellos caminos en algunas horas del día era como una pesadilla. Al final de la Semana Santa, el hombre volvía de camino a Madrid, en sus ojos brotaron ciertas lágrimas, y su memoria le recordó toda su juventud pasada en aquel terreno, donde conoció su primer amor de juventud, el primer beso de corazón, las fiestas de su lugar, con música de su tierra, y un motón de fantasías que la juventud entonces te solía dar. Ya no le quedaba otro camino que seguir aguantando su viudedad, y recapacitar a donde quería llegar. La soledad en esas edades de la jubilación suelen ser duras, y muchos hombres que les ha ido bien en su matrimonio, no quieren arriesgarse en su futuro. Ya que las fuerzas van a menos, por mucho que las personas mayores intenten disimularlo, El reloj de la vida no se para, y hombres y mujeres seguimos los mismos destinos, por mucho que a veces intentemos disimular nuestras torpezas, que son parte de esas edades donde salen las goteras.
ROSARIO FAJARDO BLANCO.
QUERIENDO VOLVER A SU TIERRA MANCHEGA
Era un hombre de condiciones cristianas, que, al morírsele su esposa, se encontraba bastante decaído, y llegando estás fechas de Semana Santa, intentaba volver a sus viejas pisadas. Desde Madrid con su coche llegó a circular sobre los caminos o carreteras manchegas, su corazón parecía que de nuevo sentía esa felicidad, de poder ver a sus antiguos amigos y parientes, sin poder olvidar del todo su drama de ser humano, Estando toda la Semana Santa en su pueblo, con aquellas personas que él hacía tiempo que no hablaba con ellas. Sus sentimientos no habían cambiado demasiado, en las procesiones se dejó notar, aquel entorno le venía muy bien, las palabras de ánimo que le daban sus amigos eran bien recibidas, y sin dejar de andar por aquel entorno manchego, se le saltaron las lagrimas varias veces. Su esposa aparecía a su lado como si fuera un testigo permanente, no le hablaba ni le comentaba nada, pero en su imaginación la veía a su lado. Y parece que este hombre la llegó a preguntar algo que nadie presentía, su soledad por aquellos caminos en algunas horas del día era como una pesadilla. Al final de la Semana Santa, el hombre volvía de camino a Madrid, en sus ojos brotaron ciertas lágrimas, y su memoria le recordó toda su juventud pasada en aquel terreno, donde conoció su primer amor de juventud, el primer beso de corazón, las fiestas de su lugar, con música de su tierra, y un motón de fantasías que la juventud entonces te solía dar. Ya no le quedaba otro camino que seguir aguantando su viudedad, y recapacitar a donde quería llegar. La soledad en esas edades de la jubilación suelen ser duras, y muchos hombres que les ha ido bien en su matrimonio, no quieren arriesgarse en su futuro. Ya que las fuerzas van a menos, por mucho que las personas mayores intenten disimularlo, El reloj de la vida no se para, y hombres y mujeres seguimos los mismos destinos, por mucho que a veces intentemos disimular nuestras torpezas, que son parte de esas edades donde salen las goteras.
ROSARIO FAJARDO BLANCO.