Oposición de los sanitarios al proyecto de incineración de ALFA
CANTABRIA 26/02/2005
José Cruz Ruiz Villandiego, Jefe del Servicio de Estomatología de la Clínica Quirós de San Sebastián, y Rafael Tejidor, Director del Hospital Universitario de Alta Resolución de Valdecilla, han acudido este sábado 26 de febrero, a solidarizarse con Bernardo García y Alberto Saínz y a apoyar la huelga de hambre que están llevando a cabo contra la incineración de residuos tóxicos en cementos ALFA.
Ambos han hecho saber su total oposición a la incineración como forma de gestionar los residuos, tanto por sus contrapartidas ambientales como sanitarias, y han manifestado las siguientes consideraciones respecto a la incineración de residuos:
“Reivindicamos la opinión médica en las decisiones que afectarán a la salud de la población. La Ingeniería, la Química y, al final, las Instituciones Públicas sólo alertan cuando aparecen muertes o repetidas evidencias. Nuestra labor, como profesionales de la salud, es asegurar la mayor calidad de vida y reducir los riesgos.
Las incineradoras de residuos eliminan al aire que respiramos las basuras y tóxicos que entran en sus hornos, haciéndolos aún más peligrosos por la volatilización y formación de nuevos componentes químicos tóxicos. Las patologías en la población no aparecen inmediatamente sino varios años después de haber estado en contacto con esos tóxicos, siendo los niños la población más vulnerable. Gases, metales pesados, dioxinas, furanos, micropartículas y numerosos elementos desconocidos, tienen un largo historial reconocido de enfermedades y deterioro de la salud de la población que está en contacto con ellos.
Denunciamos la falta de escrúpulos de las personas e instituciones que exponen a la población a ser conejillos de Indias de una tecnología que emite los mismos tóxicos de los que se ha demostrado que presentan riesgos y producen diversas patologías.
La tecnología actual, por muy moderna que nos la vendan (argumentos repetidos hace 20, 30 y 40 años) sigue siendo incapaz de controlar e incluso medir y conocer muchos de los elementos que se emiten por la chimenea de una incineradora.
No se debería citar la incineración de residuos como una alternativa más, de la misma forma que hay soluciones que no se consideran en delincuencia, educación, prestación sanitaria. La incineración es una actividad industrial que deja nuestra salud en manos de la dirección del viento y de la fortuna de que no ocurran fugas o accidentes.”
No solamente ahora sino también hace unos meses, unos 100 sanitarios y profesores de la Universidad de Cantabria, firmaron un manifiesto en el que se oponían a la incineración de residuos tóxicos por sus efectos negativos para la salud de las personas.
CANTABRIA 26/02/2005
José Cruz Ruiz Villandiego, Jefe del Servicio de Estomatología de la Clínica Quirós de San Sebastián, y Rafael Tejidor, Director del Hospital Universitario de Alta Resolución de Valdecilla, han acudido este sábado 26 de febrero, a solidarizarse con Bernardo García y Alberto Saínz y a apoyar la huelga de hambre que están llevando a cabo contra la incineración de residuos tóxicos en cementos ALFA.
Ambos han hecho saber su total oposición a la incineración como forma de gestionar los residuos, tanto por sus contrapartidas ambientales como sanitarias, y han manifestado las siguientes consideraciones respecto a la incineración de residuos:
“Reivindicamos la opinión médica en las decisiones que afectarán a la salud de la población. La Ingeniería, la Química y, al final, las Instituciones Públicas sólo alertan cuando aparecen muertes o repetidas evidencias. Nuestra labor, como profesionales de la salud, es asegurar la mayor calidad de vida y reducir los riesgos.
Las incineradoras de residuos eliminan al aire que respiramos las basuras y tóxicos que entran en sus hornos, haciéndolos aún más peligrosos por la volatilización y formación de nuevos componentes químicos tóxicos. Las patologías en la población no aparecen inmediatamente sino varios años después de haber estado en contacto con esos tóxicos, siendo los niños la población más vulnerable. Gases, metales pesados, dioxinas, furanos, micropartículas y numerosos elementos desconocidos, tienen un largo historial reconocido de enfermedades y deterioro de la salud de la población que está en contacto con ellos.
Denunciamos la falta de escrúpulos de las personas e instituciones que exponen a la población a ser conejillos de Indias de una tecnología que emite los mismos tóxicos de los que se ha demostrado que presentan riesgos y producen diversas patologías.
La tecnología actual, por muy moderna que nos la vendan (argumentos repetidos hace 20, 30 y 40 años) sigue siendo incapaz de controlar e incluso medir y conocer muchos de los elementos que se emiten por la chimenea de una incineradora.
No se debería citar la incineración de residuos como una alternativa más, de la misma forma que hay soluciones que no se consideran en delincuencia, educación, prestación sanitaria. La incineración es una actividad industrial que deja nuestra salud en manos de la dirección del viento y de la fortuna de que no ocurran fugas o accidentes.”
No solamente ahora sino también hace unos meses, unos 100 sanitarios y profesores de la Universidad de Cantabria, firmaron un manifiesto en el que se oponían a la incineración de residuos tóxicos por sus efectos negativos para la salud de las personas.