Cuando yo era niño, trepaba por el interior, habían dos árboles huecos, uno era para los mayores (el más cercano al Cristo) y el otro para los más pequeños (el más cercano a las escuelas).No creo que haya ningún niño de Adanero que no haya subido a estos árboles.Les llamábamos "Galerías Preciados", allí empezamos a fumar liando sus hojas secas con papel de fumar, recuerdo que picaban como rayos pero, . El que no lo hacía no merecía el "honor" de subirse a ellos.A estos árboles les ha pasado lo que a mi infancia: Ya sólo están en el recuerdo, pero no es malo recordar, debemos conservar la memoria para amar a nuestro pueblo e intentar sacarlo del letargo en el que actualmente vive.
Me he puesto triste.Un beso.
Me he puesto triste.Un beso.