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ADANERO: EL SENDERO DE LA CULEBRA...

EL SENDERO DE LA CULEBRA

Si alguien no sabe donde se encuentra pregunte a su abuelo que él se lo dirá.
Un pequeño zagalillo pastoreaba su pequeño hato de cabras por las riberas del Voltoya. Era noviembre y hacia mucho frío, para conservar su calor iba silbando una monótona canción aprendida en la escuela. Cuando de repente se topó en la mitad del camino con una pequeña culebrilla que hacía verdaderos esfuerzos para meterse en su agujero sin conseguirlo. El pastorcillo lleno de lástima cogió en su mano al pequeño animal le calentó y le dió beber leche de sus cabras. Así un día y otro día la culebrilla al oir la canción salía a recibir su ración de leche. Pasaron los años y el zagal ya hecho hombre sentó plaza en el ejército para los Tercios de Flandes, allí hizo fortuna durante varios años y regresó a su pueblo. Al cubierto ya de sus necesidades económicas pasaba días y días cazando. Tuvo la suerte de pasar buscando perdices por el mismo sendero de su niñez y ésto le recordó su antigua canción
y se puso a silbar. Cuando CIELO SANTO de lo más profundo de un bodón del río las aguas comenzaron a moverse estrepitósamente, las aves cercanas huían aterradas, los peces saltaban despavoridos y de entre una verdegueras salió un leviatán enorme, una boca aterradora y babosa, olor nauseabundo, colmillos afilados como navajas, cuerpo larguísimo que no terminaba de salir del río, era un culebrón que salía a recibir su ración de leche y además devorarle; el cazador curtido en mil batalla no se amilanó, metió la escopeta en las fauces del grotesco animal, disparó y la escopeta reventó entre trozos de carne de sesos y de sangre, éste fue el final de la pequeña culebrilla que años ha salía a recibir su ración de leche.
Para atestiguar la narración diré que la escopeta rota y el culebrón se pueden ver todavía en las paredes de la iglesia de Santa María Nieva.
Espero os haya gustado. Un saludo VIVA MI PUEBLO.