Donde ahora esta la farmacia había sido el Hogar Rural del Frente de Juventudes. No tenía mucha actividad pero algunas tardes de invierno, de aquellas que hacia un frío de mil demonios, se abría, encendíamos una estufa de leña (el butano no se conocía) y pasábamos un rato calentitos jugando a algún juego de mesa, al futbolín que que funcionaba a medias y que nos pasábamos media tarde arreglando, o leyendo el TBO, Las aventuras del Capitán Trueno, Roberto Alcazar Pedrin, novelas de aventuras de Julio Verne, Salgari etc. etc. mas de uno cogimos la afición, el hábito y el gusto por la lectura en esas tardes. Cuando el tiempo mojoraba preferíamos estar en la plaza o en el juego pelota corriendo y saltando. Ahora ya no hace el frío que hacía... Un fuerte abrazo