Hace unos cuantos años, en la escuela de mis nietos, nos propusieron a unos cuantos abuelos que diéramos, de una manera ocasional, unas charlas a los niños de diferentes cursos y edades sobre nuestras vivencias, profesiones y experiencias de vida. La idea tuvo mucho éxito y lo que se programó de manera esporádica se convirtió en algo habitual de cada curso académico. Por lo que a mí se refiere, explicó a los chavales temas de mi profesión, aventuras, "batallaras de mili" recuerdos de la infancia y experiencias cotidianas. Normalmente suelen atraer su atención todos los temas expuestos, pero hay dos charlas que independientemente de la edad, fijan su atención y hacen cantidad de preguntas e intervenciones. Una es cuando explico la aventura que tuve al cruzar el Atlántico con 5 amigos en un barco de vela. La otra, que se lleva "El Óscar" es cuando les explicó los "juguetes " que nos hacíamos en el pueblo, esta nos lleva más de una sesión pues además de explicar, los hacemos. Llevo bellotas que partimos por la mitad y con medio palillo hacemos una "pirinzola". Con huesos de albaricoque, les enseño a desgastarlos con una piedra o Lima fina y después con un alambre fino sacan la almendra y ya tienen un silbato. Con dos botes vacíos de leche condensada o conserva de tomate, haciendo dos agujeros en la base y con dos atillos (en este caso cuerdas) hacer unos "zancos " para meterse por los charcos y el barro. Cogiendo un botón de abrigo y un trozo de hilo hacer un "fuelle" y lo más "bestia" como dicen ellos, es con un cordel y un trozo de palo hacer el "fuelle" para romper los botones de las camisas. Cogiendo tiras de goma de cámara de coche o bicicleta hacer una pelota pequeña, seguir añadiendo lana y después hilo para conseguir una pelota de frontón. Hay otro abuelo que sabe curtir piel y forrarlas, cosa que no se hacer yo. Los chavales se lo pasan en grande y acabó diciéndoles que no teníamos consolas ni vídeo-juegos pero nos lo pasábamos "PIPA". Un fuerte abrazo