ALDEASECA: Queridos amigos de Aldeaseca, como ya adelantamos la...

Queridos amigos de Aldeaseca, como ya adelantamos la semana pasada, la Navidad, con su ambiente de luz, color y felicidad, empieza a impregnar todas nuestras ciudades y pueblos, y aunque nos cuesta un poquito más, parece que también se van impregnando nuestros corazones. Como ya hemos dicho en muchas ocasiones, para nosotros los cristianos, estas son unas fechas muy importantes, ya que celebramos el Misterio en el que Dios nos mandó a su hijo hecho hombre para salvar y redimirnos a todos. Por eso estas semanas de Navidad, año Nuevo y Reyes, voy a intentar desengancharme de las tensiones diarias y cotidianas, del mal royo, de la crítica fácil…, y, trataré de relataros mis ocurrencias -en las CRóNICAS de estas fechas- desde un punto de vista más humano, más desde el corazón.



Este giro de reflexión en estos días, es, completamente necesario para alejarnos un poco de la presión a la que todos estamos sometidos en la vida diaria, y percibir estas fiestas con la visión en la que las puede ver un niño. Los niños viven estas fechas con ilusión y alegría; las vacaciones de navidad, el Nacimiento, el árbol, los Reyes, los regalos…. Es curioso como en la celebración de la Navidad, sean los niños de los que más debemos aprender. En un mundo tan deshumanizado, la buena noticia, la buena nueva… apenas surge en nuestro quehacer diario. Y sin embargo muchas veces pasa desapercibida por nuestro lado sin darnos cuenta de su existencia.



Hoy me gustaría haceros participes de un relato corto, que Noelia (una a amiga de la página) nos dejó en nuestro correo electrónico, muy en consonancia con el sentido de la NAVIDAD. Y que -según nos dice- no pudo pegar en el libro de firmas al seguir desvinculado (desde aquí pido al Webmaster solucione pronto lo del libro de firmas, para que estos y otros relatos salgan en el momento). Se trata de la historia de un joven en busca de la existencia de Dios y que dice así:



“El joven se había puesto en camino. En lo alto del monte­ pensaba… ¿encontraré a Dios? Superaba montañas escarpadas, glaciares, ríos y lagos sin desmayo. Era joven, su fuerza le sostenía. Subía y subía… En lo alto…, entre las tormentas de nieve no vio a Dios. Tampoco lo vio en el espléndido paisaje que se abrió después de la tempestad, ni en la nieve ni en el sol... Esperó y esperó, pero se sentía solo.



Bajando del monte, el corazón le dolía de decepción. Fue entonces cuando encontró al anciano que, con sus espaldas curvadas por los años vividos, con fatiga subía el monte. Buscaba una hierba medicinal para “su vieja” compañera de toda su vida. El joven no se detuvo.



Continuando el camino hacia bajo, mascando su desilusión, encontró a un pastor que cantaba a la luz, al sol y al amor. Cuidaba sus ovejas, las conocía y las llamaba por su nombre. Pero el joven pasó de largo. No entendía aquella canción... Los prados en flor se alegraban a su paso. Los pétalos multicolores le saludaban. Las mariposas revoloteando, le ofrecían su danza. Pero el joven estaba triste. No entendía ni de colores ni de danzas.



Al borde de un riachuelo encontró a un niño. Lloraba, se había extraviado y no sabía el camino de la aldea. Aún no sabe por qué. Pero el joven se paró. Consoló al niño. Lo cargó sobre sus espaldas, lo llevó a la aldea y en la aldea hubo fiesta.”



REFLESIóN: En el fondo del corazón, aquel joven comprendió el eco de la voz de aquel niño. Y con aquel eco su corazón se abrió. Ha visto que Dios está en la montaña, en la nieve y en el sol, en el viejo cansado y en el canto del pastor, en las flores y en la danza de las mariposas. Desde entonces, y han pasado ya muchos años, su vida es siempre NAVIDAD.





Gracias Noelia. Todos en nuestra vida estamos buscando continuamente algo: dinero, bienestar, posición… En definitiva, cada uno busca a su dios. Nosotros los cristianos nos pasamos la vida entera buscando a nuestro Dios sin darnos cuenta de que, como dice este pequeño relato, Dios, se encuentra en las cosas diarias, también en las pequeñas y cotidianas.



Queridos amigos, os deseo que esta semana que finalizará con la cena de nochebuena y la fiesta de Navidad, seamos capaces de dejar fuera todas nuestras pequeñas peleas diarias y, dejemos que nuestro corazón se llene de esas pequeñas cosas que hacen que la vida sea cada dia mejor, mas fructífera, mas plena…, en definitiva como un abrazo, un beso o, la llamada de un amigo. Donde la “Navidad” se instale entre nosotros y se quede el mayor tiempo posible. Ah!, se me olvidaba… y que tengamos mucha suerte en el sorteo de Navidad, aunque algunos no lleguen a comprender que el dinero sólo es una pequeña parte de esa felicidad. Saludos desde la red y ¡¡ FELIZ NAVIDAD!!





Rafa B. Jiménez.