De
Arenas de San Pedro consevo un grato recuerdo veraniego: Eran
fiestas en el
pueblo, pero el viaje lo hicimos, desde
Madrid, sin saberlo; se trataba de pasar aquella jornada veraniega fuera de la capital de
ESPAñA. Aunque viviendo en el Norte, acudí a Madrid aquel fin de semana (como otros tantos) con mi hijo pequeño (6 años) y una de mis hijas, la mayor, para visitar a mi espos, hospitalizada desde el mes de mayo. El final de la
excursión de aqueldía era Arenas de San Pedro; difícil cuestión en
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