Esto no impidió que, cuando en 1572 se levanta la
fachada del templo mirando a la
plaza del arrabal, se colocara sobre la clásica bola herreriana -como base de la
veleta y de la
cruz que coronaban el conjunto- un yamur, es decir tres esferas de cobre como las que se ponían en los alminares de las mezquitas. Desconocemos tanto el origen de estas piezas, como el motivo por el que se pusieron; quizá fuera un simple coincidencia, pero hacía pocos meses que había tenido lugar la batalla de Lepanto, que supuso el punto álgido de las tensiones entre cristianos y musulmanes de aquella época.