De los centros religiosos que hubo en Arévalo y en orden a su antigüedad, tenemos que nombrar el convento de San Francisco de la Observancia; el de la Santísima Trinidad (redención de cautivos); el de Franciscanos Descalzos de San Lázaro; el Colegio de la Compañía de Jesús; y los conventos hospitales de los Hermanos de San Juan de Dios. De todos ellos, destaca el de San Francisco, fundado por el propio santo hacia 1214, o el de Trinitarios, un año posterior y del que saldrá el arevalense Fray Juan Gil, para después de largas negociaciones, liberar a don Miguel de Cervantes y con él, la gloria de la literatura. Hubo también varios conventos de religiosas, como el de Santa María la Real, que es el único que aún subsiste; convento de Las Montalvas, el de las Siervas de Jestis, el de la Encarnación y el antiguo monasterio de la Lugareja o de Gómez y Román.